Una de mis primeras experiencias inolvidables como sacerdote recién ordenado fue celebrar el Triduo con mis hermanos y hermanas inmigrantes vietnamitas en Malasia.
Después del espléndido trabajo de los anteriores sacerdotes redentoristas, tuve la oportunidad de visitar a los hermanos y hermanas vietnamitas que viven y trabajan en Malasia y celebrar el Triduo con ellos.
Son inmigrantes que buscan una vida económica más feliz. Dejaron a sus padres, cónyuge o hijos en Vietnam para trabajar en Malasia, un país de mayoría musulmana.
Dicen que esperan un año si tienen la suerte de tener un sacerdote vietnamita para celebrar la Misa, tendrán cuatro ocasiones para celebrarla: Año Nuevo Lunar, Navidad, Semana Santa y la Fiesta de la Asunción de Nuestra Señora el 15 de agosto.
De hecho, en cierto sentido están abandonados, porque no tienen la oportunidad de asistir a misa en vietnamita. Como son trabajadores manuales, se enfrentan a la barrera del idioma cuando tienen que asistir a misa en malayo, inglés y chino.
Esta es una experiencia pastoral valiosa para mí cuando me dirijo a los expatriados vietnamitas como la invitación del número 9 en los Documentos Finales del Capítulo General XXV.
¡Que Dios bendiga y guarde a estos hermanos y hermanas, para que, viviendo en la situación de un país musulmán extranjero, mantengan su fe y su amor por Dios y por María!
P. Anthony Nam, CSsR.
