Triduo en línea en preparación a la fiesta de San Gerardo (13 al 16 de octubre)

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El 16 de octubre celebremos, como familia redentorista, la fiesta de San Gerardo Mayela. En esta ocasión, en preparación de esta fiesta tendremos un triduo online predicado por el P. Edward Julián Chacón Díaz, CSsR, Segretario General. En cada uno de estos tres días de preparación a la fiesta reflexionaremos sobre un tema importante vinculado a la vida de San Gerardo. 

Los temas son: 

Primer día: el amor a Jesús crucificado 
Segundo día: el amor a Jesús Eucaristía 
Tercer día: el amor a María, nuestra madre 
Cuarto día:  el amor a los pobres 

Cada reflexión estará acompañada con una oración a San Gerardo y una oración especial por los niños.  

Estos días nos darán la oportunidad de contemplar y meditar en la manera como San Gerardo, hermano y misionero redentorista, vivió la voluntad de Dios. Los miembros inscritos tendrán acceso a los videos del triduo a partir del día 11.  

Triduo: San Gerardo Mayela (Introducción del P. Edward Julián Chacón Díaz, CSSR)

Nos preparamos para celebrar la fiesta de San Gerardo Mayela, uno de los santos redentoristas más populares y queridos. San Gerardo Mayela es conocido como el santo de las Madres y particularmente las mujeres embarazadas, el santo de los niños (y de los niños por nacer en particular); el santo de los partos y de la maternidad; el santo de las personas falsamente acusadas; el santo de las buenas confesiones; y el santo de los hermanos religiosos y sobre todo el santo alegre.

Su vida sencilla y corta (veintinueve años, seis de los cuales los pasó en la vida religiosa), entretejida con hechos extraordinarios, es una clara expresión del amor de Dios y de la docilidad de Gerardo a la acción del Espíritu Santo. Fue beatificado por León XIII el 29 de enero de 1893 y canonizado por Pío X el 11 de diciembre de 1904.

Durante los próximos días del triduo y el día de su fiesta, reflexionaremos sobre los 4 amores de San Gerardo, a saber: su amor por Jesús Crucificado, su amor por Jesús en el Santísimo Sacramento, su amor por la Santísima Madre y finalmente su amor por los pobres.

Los invitamos a adentrarse, durante este triduo y fiesta, en la fascinante vida y espiritualidad de San Gerardo, a compartir este enlace con familiares y amigos, y a orar con nosotros los Redentoristas.

Primer Día: el amor a Jesús crucificado

P. Edward Julián CHACÓN DÍAZ reflexiona sobre el Amor a JesúsCrucificado

San Gerardo fue un enamorado de Dios, a quien se dirigía como “il mio carissimo Dio”. El había aprendido de San Alfonso que el Crucificado era la expresión más profunda del amor de Dios por la humanidad. Dios nos amó tanto que nos dio a su hijo y el Hijo nos amó tanto que eligió morir por nosotros.  Gerardo veía la cruz como el signo del amor desbordado de la Trinidad, y por eso siempre portaba con él el crucifijo.

Al final de su vida, Gerardo había entendido muy bien que el amor a Jesús crucificado se expresaba mediante la conformidad con la voluntad de su querido Dios, como lo había hecho también Nuestro Señor, en los momentos finales de su agonía. Así escribía a finales del verano de 1754 a Sor María de Jesús: “Te escribo desde abajo de la cruz y, como no tengo tiempo para vivir, me veo obligado a escribir con prisa. Compadece conmigo en mi agonía. Ahora tengo poco espíritu. Bendito sea siempre Dios, que me da tantas gracias, que, a cambio de hacerme morir bajo sus santos golpes, me da más de la victoria de la vida, llena de tormentos para que yo sea imitador de mi divino Redentor. Él es mi maestro, yo su discípulo. Con razón, para que aprenda de él a seguir sus divinas huellas“. En su lecho de muerte le dijo a su superior: “Sí, padre. Me imagino que su lecho es la voluntad de Dios, y yo estoy clavado en él como si estuviera clavado en la voluntad de Dios. Más aún, me imagino que yo y la voluntad de Dios somos una sola cosa“.

Segundo Día: El amor a Jesús Sacramentado

San Gerardo hizo de la eucaristía el punto de partida y el punto de llegada de todo su itinerario espiritual. La vida de San Gerardo, como la de San Alfonso, fue una vida Eucarística. Su vida fue una completa expresión de que se siente amado y enamorado, de ahí que frecuentara con largas visitas a su Amado en el Santísimo Sacramento. Cuenta el folclore popular que a menudo se le veía profundamente absorto frente al tabernáculo, sin darse cuenta del paso del tiempo. Una mañana, su oración de acción de gracias después de la comunión se prolongó hasta la hora del mediodía. Cuando los cohermanos lo llamaron para recordarle de sus obligaciones en la preparación de los alimentos, él simplemente respondió: “¡Oh! Tienen tan poca fe: ¿Qué están haciendo los ángeles? Y diciendo esto, se fue con algunos de los hermanos a la cocina; y con asombro vieron que todo ya estaba listo para el almuerzo“.

Su diálogo con el Señor fue muy personal e íntimo, espontáneo y brotaba de lo más profundo de su corazón. De la Eucaristía Gerardo aprendió sobre todo la profundidad y la generosidad de la entrega: la “locura” del amor, según sus propias palabras. Una vez, mientras oraba ante la Eucaristía “se le vio riendo; y el superior le obligó a dar la razón de por qué reía, a lo cual respondió que había oído una voz del tabernáculo que le decía: ¡ Loco, loco! ¡Llegará el día en que te aliviaré de esta tu locura!  Y a esta voz, Gerardo simplemente respondió: Señor, ¿no es que aprendo esta locura de ti? Dime, ¿por qué tú, siendo el Dios grande e infinito, te ves obligado a encerrarte en este estrecho compartimiento por amor a mí?

Tercer Día: amor a María, Nuestra Santísima Madre

Cuando uno repasa los escritos de Gerardo, naturalmente se sorprende por las numerosas referencias a María. Se puede decir que no hay una sola página en sus escritos donde no se cite el nombre de la Santísima Virgen María, en una forma o en otra. Siempre comenzaba sus cartas con las palabras ‘Jesús y María’. Este mismo aspecto fue atestiguado por los testigos en el proceso de beatificación: “Siempre tuvo en sus labios los dulces nombres de Jesús y María”.

A lo largo de su vida, en los muchos problemas y dificultades, Gerardo demostró una tremenda libertad y seguridad. El secreto de esto residía en su profunda fe en la providencia de su amado Dios y en la intercesión maternal de María. Es así como escribe a una religiosa: “Vive con precaución; en todo momento debéis confiar en María Santísima, para que os asista y derroque con su poder a todos vuestros enemigos.” En la raíz de estos sentimientos estaba la firme convicción de que María, la madre de las misericordias, conoce todas nuestras dificultades y estará allí para ayudarnos como ayudó a la joven pareja en las bodas de Caná de Galilea (Jn 2, 1-11).

En su devoción y piedad mariana, Gerardo está totalmente en sintonía con Alfonso, que no se cansa de hablar de la misericordia de la Santísima Virgen María y de su papel de intercesora y protectora de la propia vocación.

Día de su fiesta: el amor por los pobres

La espiritualidad de San Gerardo se distinguió también por su amor y su solidaridad con los pobres. La base de esta solidaridad estaba en el hecho de que Gerardo había nacido y crecido en el seno de una familia pobre y desde muy joven conoció personalmente las muchas dificultades cotidianas que una familia pobre tiene que soportar. Esta solidaridad con los pobres se basaba en su amor al Redentor, quien eligió identificarse específicamente con los pobres abandonados.

            Este amor por los pobres era algo que Gerardo ya vivía desde cuando era un adolescente. Se cuenta del tío de San Gerardo que, al ver a su joven sobrino tan débil y frágil, le regaló un abrigo nuevo para que se pudiera mantener abrigado. Pero apenas Gerardo salió de la casa, se encontró con un anciano que temblaba de frío y así terminó entregándole a este anciano el abrigo que recién había recibido. Cuando su tío se enteró, descargó su ira contra Gerardo por haber regalado un abrigo tan nuevo y caro. La respuesta de Gerardo fue: “Se lo di a otra persona más necesitada que yo“.

Que en esta fiesta de San Gerardo, todos nosotros aprendamos también los secretos de la santidad: el amor a Jesús crucificado, el amor a Jesús sacramentado, el amor y la confianza filial en Nuestra Santísima Madre, y el amor por los pobres y abandonados. Esta es la manera como los misioneros redentoristas tratamos de caminar hoy día, como misioneros de la esperanza tras las huellas del Redentor.

Se puede acceder a los vídeos que se suben cada día a través de las plataformas de las redes sociales: 

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