Mons. José Ignacio Alemany Grau, CSsR obispo emérito de Chachapoyas (Perú) es un veterano misionero redentorista español, incansable en el apostolado de los medios.
Mons. Alemany Grau. CSsR tiene 89 años, hace 71 que es redentorista y 64 que es sacerdote y no deja de escribir, emitir y publicar en radio (fue director de Radio María Perú), en Internet y con publicaciones.
Impulsa ahora un nuevo blog en ReL (que suma a otras plataformas donde predica o escribe) y explica nuestros lectores su historia de vocación y evangelización.
– Don José Ignacio, ¿cómo era la vida de fe en su familia, y cómo entró en los redentoristas?
– En mi familia había un amor grande a la Virgen del Perpetuo Socorro. Tuve dos tías religiosas y mi misma familia que vivía un clima de oración diaria. De los ocho hermanos, tres se casaron por la Iglesia y cinco nos consagramos al Señor como religiosos. Antes de cumplir 6 años, recibí la primera comunión en una casa del pueblo. (La parroquia, tras la Guerra Civil, había quedado muy dañada). Recuerdo que en nombre de los demás niños yo hice la renovación de las promesas del bautismo. Con ese motivo una de mis tías redentorista me envió una estampita que aún conservo. Decía: ‘Pídele a Jesús que te haga un misionerito y que bendiga a todos y a España’.
– ¿Qué le gusta de la espiritualidad redentorista?
– Me gustaba porque teníamos trato frecuente con algunos misioneros redentoristas y devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro. Poco después de la Guerra Civil nos habíamos trasladado cerca de su Santuario de Madrid. A los 9 o 10 años me vestí de redentorista para hacer propaganda de la congregación. Y a los 11 años ingresé al Seminario menor redentorista.
»Después, con los años, fui descubriendo muchas más cosas, el amor filial a la Virgen María, en concreto, como Perpetuo Socorro y la vida misionera de nuestro fundador San Alfonso María de Ligorio. Él destacó por la profundidad y sencillez de su predicación y escritos. He intentado imitarle en eso, en la evangelización y en mis publicaciones. También me llenó su espíritu misionero.
– ¿Cuántos años lleva en misiones?
– Desde que llegué al Perú, en el año 1963, hasta que me nombraron obispo en 1995, estuve fundamentalmente dedicado a las misiones. Siempre busque nuevos caminos para evangelizar mejor. Por ejemplo, en 1967, por primera vez incorporamos a unas laicas a la misión redentorista de Huancabamba, en la sierra de Piura.
»También inicié unas Jornadas Juveniles, que eran una vivencia de tres días en la playa con cantos, oración, formación y eucaristía. El primer grupo de jóvenes volvieron ilusionadas, pero no fueron bien aceptadas por las religiosas de su colegio. Sin embargo, al año siguiente, varios colegios de la zona ¡nos pidieron las Jornadas para sus estudiantes! De esta experiencia surgió mi librito «Alicia y las jornadas juveniles», que narra la corta vida de una de estas jóvenes que, enamorada de Jesús, quiso entrar en la vida contemplativa, pero murió en el Noviciado redentorista de Madrid.
– A veces, los misioneros en América hablan de viajes extenuantes en mulas, piraguas…
– Creo que mi viaje más largo trasladándome a lomo de bestia duró 13 horas. Llegué muy cansado al pueblo que esperaba reunido en la noche. Celebré la misa, prediqué y, a continuación, dormí sobre un poyo de adobe. Al día siguiente me desperté como nuevo para continuar la misión. Es un ejemplo, pero tengo muchas más anécdotas, claro.
»Por ejemplo, una vez tenía 400 niños reunidos en nuestro templo del Rímac para la catequesis y empezó un terremoto. Aunque yo les decía que se quedaran tranquilos todos salieron disparados y no quedó ninguno en las bancas. ¡Y doy gracias a Dios, porque una de las ventanas grandes cayó sobre una banca que antes ocupaban!
– Los misioneros veteranos también hablan a veces de su esfuerzo con las vocaciones nativas…
– Yo me dediqué tres años promover vocaciones en la diócesis de Chulucanas, un lugar donde las familias tenían miedo de dejar salir a sus hijos. Tuve que crear un preseminario para hombres y una casa de formación para mujeres. Otra iniciativa importante se llamaba «El club de la gracia», compuesto por un buen número de oficinistas entusiastas en la fe que se reunían semanalmente y, entre otras cosas, participó en el «Corso de primavera de Piura», evangelizando con un trailer decorado, en el que hacían propaganda de su nombre.
»Al principio, en las Misiones Populares Redentoristas, los laicos participaban muy poco. Nosotros empezamos los primeros «laicos redentoristas» en el Santuario de nuestra Señora Perpetuo Socorro de Piura cuyos nombres constan en la curia general redentorista de Roma. Así surgió el Equipo Misionero Redentorista con el cual estuvimos varios años en un mismo lugar fortaleciendo la fe, en vez de una misión de ocho o quince días. También, como equipo, implementamos la Nueva Imagen de Parroquia en la Diócesis de Chulucanas.
– Entonces, ¿los laicos se fueron implicando?
– Sí, mucho. Era hermoso ver cómo participaban cientos de personas en las distintas parroquias donde organizábamos coordinadores, encargados de la liturgia, acción social, difusión y mensajeros. En el caso de la parroquia de Ayabaca, que tenía 110 caseríos, esto suponía varios miles de personas implicadas a las que convocábamos por grupos para hacer retiros de oración y formación.
»Tuve la oportunidad, por gracia de Dios, de dirigir misiones en ciudades más grandes de Perú como la de Chimbote, Chiclayo, Trujillo en las que participaron sacerdotes redentoristas de diversos países y, durante mi episcopado, la Misión de Chachapoyas que apoyó un grupo de Redentoristas españoles. En lo fundamental he procurado que llegue la fe a los más sencillos en los distintos pueblos y ciudades, pero buscando abrir nuevos métodos de misión.
– ¿Cómo ve usted a los misioneros españoles jóvenes que hoy llegan a América Latina?
– Soy testigo del celo apostólico y entrega generosa que tienen los misioneros españoles que llegan hoy a algunas diócesis del Perú, como es el caso de Moyobamba, de Lurín, etc. Pero desde España hace muchos años que no llegan a Perú redentoristas nuevos.
– Muchos españoles rezan y ayudan a las misiones en Hispanoamérica. ¿Qué deberían entender?
– Hay lugares donde la gente sufre como fruto de las ideologías destructoras y en otros por la pobreza y extorsión de quienes se aprovechan de los pobres. Ciertamente, la vida religiosa está cada vez más comprometida con las personas que viven en pobreza y limitaciones. Los consagrados se distinguieron por la fe profunda en su vida y también por el servicio sacrificado en favor de los demás. Por ejemplo, cuando la pandemia del coronavirus, se multiplicaron las «ollas comunes», la instalación de plantas de oxígeno y reparto de alimentos, y así llegaban a los más golpeados por la pobreza. Y esto, junto con la santa misa y servicios de fe. Muchos de estos servicios continúan aún.
– Hoy en España hay un gran interés por la evangelización con kerigma. Usted tiene experiencia en eso…
– El anuncio del kerigma fue una gran inquietud nuestra desde el principio, pero, sobre todo, cuando en 1986 formamos parte del Proyecto de Evangelización 2000. Era todo un impulso internacional. Surgieron así nuestros libritos «Cómo proclamar el kerigma» y «Discípulos y misioneros», entre otros. Llevamos esa ilusión a las calles, las plazas, los teatros, los templos. Anunciábamos el kerigma y la juventud respondía con generosidad.
– ¿Cómo era ese anuncio del kerigma?
– La predicación kerigmática es el anuncio de Cristo y se proclama de una manera vivencial: presentar a Jesús, amado del Padre, único Señor de la historia, que venció el pecado y la muerte para salvarnos y abrirnos las puertas del Reino. Se anuncia sobre todo con el testimonio directo y el «tú a tú» del anuncio. Ese anuncio lleva a la conversión a muchos oyentes. Nosotros pedíamos que el kerigma fuera “A, B, C”, es decir, “Alegre”, “Breve” y “Cristocéntrico”, centrado en Cristo.
– ¿Qué era Evangelización 2000?
– Era un gran proyecto a nivel mundial para preparar el 2000 cumpleaños de Jesús. Su impulsor fue el padre Tom Forrest, redentorista de EEUU. Lo presentó al Papa San Juan Pablo II como una década de preparación previa al año 2000, con cursos de discipulado, evangelización, animación misionera, publicaciones, campañas de oración, retiros locales o internacionales, y siempre con el kerigma en el centro. El padre Forrest me invitó a impulsar el proyecto en los países bolivarianos.
»Para el año 2000, el grupo que integrábamos la dirección del proyecto en el Perú decidimos mantener el trabajo apostólico y kerigmático con el nombre de Asociación Católica Evangelización Siempre, desligándonos de los integrantes que quedaron del proyecto. Nuestra asociación cuenta desde su origen con la aprobación de la Conferencia Episcopal Peruana y la aceptación expresa de varios obispos de Perú.
– En España, Inglaterra, EEUU y otros países, hay escuelas de evangelización de Ministerios de María, que le citan a usted como autoridad…
– Invitado por sus fundadores impulsé los inicios de Ministerios de María. Los acompañé durante unos años. Este movimiento tiene como fin fundamental proclamar el kerigma en distintas partes del mundo a través de cursos y otras actividades.
– ¿Cómo empezó usted a implicarse en medios de comunicación?
– Yo quería aprovechar todos los medios para evangelizar. Empecé publicando en 1965 la «Reflexión homilética dominical» en uno de los diarios de la ciudad de Piura, Perú. Luego la fui publicando en diarios de Chiclayo, Trujillo y Arequipa. Y desde entonces lo sigo haciendo todos los domingos, hasta hoy, excepto en algún caso en que falló el envío «vía fax» de entonces.
– Pero usted también ha hecho radio y televisión…
– Durante 7 años pude conducir un programa de formación en el canal PaxTV de Lima. Estaba dedicado a cursos de evangelización y se llamaba «Evangelización Siempre». También fui director de Radio María Perú durante 7 años. Durante este tiempo, al mismo tiempo que director, conduje diversos programas de formación y entrevistas. Y luego llegó Internet y también la usamos.
»Hoy evangelizamos diariamente a través de nuestra página «Evangelización Siempre Asociación Católica»: página web, YouTube, Facebook e Instagram. Emitimos la santa misa, laudes, vísperas y completas, la reflexión diaria del evangelio y homilía breve, el santo rosario, novenas y otras publicaciones y cursos. Algunas publicaciones en vivo y otras grabadas. También a través de mi Facebook personal: José Ignacio Alemany Grau y José Ignacio Alemany Grau y amigos. También en la web puede encontrarse la revista Correo Mariano.
– ¿Cómo impacta toda esa comunicación en las personas concretas?
– Muchos me dicen que en estas publicaciones se han encontrado con Jesús. Una vez me encontré con un joven que atendía mesas en un restaurante. Había sido, de pequeño acólito en una de las parroquias que atendimos. Me había oído en Radio María y se alegró en reconocerme. Me dijo que a través del programa de entrevistas «Amigos de Dios» se había reencontrado con Jesús. También durante la pandemia se ha palpado que estas publicaciones, vídeos, oraciones, y sobre todo la misa, han ayudado al Pueblo de Dios.
– ¿Tiene un papel especial la radio en selvas, montañas y barriadas humildes?
– Sí, siempre me ha impresionado, al pasar por los campos, oír las pequeñas radios que tienen los sencillos. Así aprovechan los medios de comunicación, particularmente con Radio María. Para ellos la radio es muy importante, muchos no tienen acceso a Internet. En muchos países la radio sigue siendo, aun en las grandes ciudades, un importante medio de evangelización que llega a millones de hogares con contenidos de formación religiosa, humana, de acompañamiento, especialmente para enfermos y ancianos.
– ¿Aún es útil publicar textos sencillos y devocionales en papel, folletitos, o en Internet?
– Sí lo es. La gente conserva durante años, como un tesoro, estos libritos pequeños de oración y formación. Al poco de llegar a Perú, como vi la pobreza de algunas publicaciones, me decidí a publicar algunas novenas. Tuvieron bastante acogida la Novena del Señor de los Milagros, al Señor Cautivo de Ayabaca, a la Virgen del Perpetuo Socorro, a Santa Rosa y San Martín de Porres, a Santo Toribio de Mogrovejo…
»Esta misma necesidad me llevó a publicar colecciones de libritos: 16 títulos en la colección «Nueva evangelización»; 17 títulos en la colección «Jesucristo es el primero en todo», en la colección de devocionarios y otros, 9 títulos. Finalmente, en la colección «Documentos de la Iglesia» escribí sobre textos publicados por los 3 últimos Papas: «La Vida de oración», «San Pablo, corazón impaciente», «Oremos por los enfermos graves y difuntos», «La Madre de Jesús», «La Santísima Trinidad: conoce a tu Señor», «El Espíritu Santo, Dios y Amigo», «La Eucaristía pan de vida», con un cariño especial: «Oraciones de Amor y Poesía». Aún no hemos publicado libros en Internet, pero sin duda que es un gran medio de difusión para estos. También escribí la letra de algunos cantos, a los que unos amigos pusieron la música, y que cantamos especialmente durante la pandemia y ahora en nuestra Eucaristía y rosario diarios.
– ¿Qué piensa de los audios cortos, podcasts, predicaciones en audio o vídeo?
– Las predicaciones y mensajes en audio o vídeo son muy importantes porque la gente los busca con interés cuando son transmitidos en directo o en diferido. Estoy convencido de que la gente tiene hambre de Dios y busca este tipo de contenido religioso. Hace algunos años, cuando empezamos a publicar por Facebook, un video breve de cinco minutos con el Evangelio del día y homilía breve, que aún continuamos publicando, alcanzó 78,000 personas más o menos. Entonces no había prácticamente publicaciones similares. Ahora ya somos muchos los que lo hacemos, gracias a Dios.
– Las congregaciones misioneras, ¿usan bien los medios de comunicación para evangelizar?
– Generalmente sí. Y también los medios modernos de evangelización del «Continente digital», como llamó Benedicto XVI a Internet. La mayor parte de las congregaciones misioneras utilizan estos medios modernos. También las ONGs, aunque algunas de estas tienen el peligro de quedarse sólo en lo social o ecológico.
– ¿Qué recomienda a sacerdotes y consagrados que quieren evangelizar hoy?
– Que sean consecuentes, fieles y valientes en su vocación. Y que anuncien a Jesús como único Salvador enviado por el Padre a la humanidad. Y mi lema, tomado de San Pablo: «Jesucristo es el primero en todo».
– ¿Y qué recomienda a los laicos que leen ReligionEnLibertad?
– Que busquen diariamente las noticias positivas de la Iglesia. Yo lo hago cada día, con ilusión, en Religión en Libertad.