Queridos Cohermanos jubilares, sacerdotes y hermanos que han cumplido 25, 50, 60 y 75 años de profesión religiosa y los que celebran 25, 50, 60 y 70 años de ordenación sacerdotal. Me gustaría mencionar cada uno de sus nombres, son tantos, y no es posible. Pero quiero que sepan que están en mi corazón y en mis oraciones.
Ciertamente ya recibirán mi carta de felicitación. Con ustedes, el Consejo General da gracias al Señor por su vocación y se alegra por el don de su perseverancia. ¡Ustedes son un don para la Iglesia y para la Congregación! Les repito: Ustedes son un don para la Iglesia y para la Congregación.
Durante estos años de su camino vocacional, han pasado por momentos de dificultad y tristeza, pero también por momentos de gran alegría con sus cohermanos y con el Pueblo de Dios. Ustedes han perseverado y están celebrando esta hermosa experiencia de vivir y proclamar la plenitud de la redención. Recuerden, siempre, el día de su profesión religiosa, el día de su ordenación, recuerden sus memorias de redención durante todos estos años y den gracias a Dios.
Queridos Cohermanos, compartan con nuestros formandos su experiencia vocacional, su experiencia de misión, las dificultades que han superado y la alegría de ser redentoristas. Y animen a los cohermanos que están pasando por crisis en su vocación para que este momento sea de aprendizaje y fortalecimiento vocacional.
Gracias por la vida que han dado a lo largo de su tiempo en la Congregación y por el bien que han hecho, hacen y seguirán haciendo a través de su consagración y ministerio sacerdotal.
Que Dios los bendiga a todos y que María, Madre del Perpetuo Socorro, nuestros Santos, Mártires y Beatos y la comunidad redentorista sean un refugio seguro para ustedes. ¡Adelante, mucho ánimo y perseverancia, siendo misioneros de la esperanza siguiendo las huellas del Redentor!
