Vivir en la verdad en la era de la inteligencia artificial

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2005

(El texto original en inglés está publicado en la página web de la Academia Alfonsiana)

La inteligencia artificial ya forma parte de nuestras vidas. No es una herramienta simple, sino un entorno de vida. ¿Cómo podemos habitar responsablemente este nuevo entorno cultural en el que todos estamos inmersos? ¿Cómo “vivir en la verdad” en la era de la IA?

“Oportunidades interesantes y riesgos graves”
La inteligencia artificial, en sus múltiples formas, ofrece “oportunidades interesantes y riesgos graves”. Promete, por ejemplo, “una revolución en los procesos de acumulación, organización y confirmación de datos”, así como “importantes innovaciones en la agricultura, la educación y la cultura”. También puede “ayudar a superar la ignorancia y facilitar el intercambio de información entre diferentes pueblos y generaciones” (WCD 2024). ..//

Los sistemas de IA generativa están aumentando estos desafíos y potencialmente se están convirtiendo en una fuente de “contaminación cognitiva”. Por ejemplo, pueden crear imágenes muy realistas (“deepfakes”) y mensajes de audio (WDC 2024). Además, también se sabe que muchos estudiantes presentan trabajos íntegramente creados con aplicaciones de inteligencia artificial, sin ninguna implicación personal en su procesamiento. ..//

Hoy necesitamos vivir en la verdad.
En la era de la IA también es necesario “vivir en la verdad”, es decir, con discernimiento y responsabilidad continuos. El sistema socioeconómico actual no nos invita a pensar sino a comprar, como nos recordaron sugerentemente Aldous Huxley y Neil Postman. Las distracciones innecesarias y el entretenimiento inconsistente están dando forma a una cultura brillante pero superficial. Muchas personas están más conectadas, pero “no tienen sentido de compromiso ni compasión” (WDP 2016). Esto puede llevarnos al relativismo y a la banalidad indolente, perdiendo la empatía, la solidaridad y la capacidad de contemplar la creación. ..//

Platón decía que un ser humano necesita siete años de investigación silenciosa para conocer la verdad, y al menos catorce para aprender a comunicarla a los demás. En efecto, necesitamos “disfrutar del valor del silencio y de la contemplación y capacitarnos para comprender nuestras propias experiencias y escuchar nuestra propia conciencia”. Así podríamos “vivir sabiamente, pensar profundamente y amar generosamente” [LS 47].

Martín Carbajo Núñez, OFM

(el texto es una referencia al original en una traducción libre de Scala News, no autorizada para su publicación)