Memoria que se celebra en las Iglesias Orientales el 27 de junio y en la Iglesia Occidental el 28 de junio.
Cada año, los Redentoristas católicos ucranianos celebran la Fiesta de los Mártires Redentoristas Ucranianos el 27 de junio. Es el día en que el Papa Juan Pablo II beatificó, el 27 de junio de 2001, a un grupo de mártires de los cuales el obispo Vasyl era uno de ellos. En la provincia de Yorkton (Canadá) se encuentran las reliquias incorruptas del Beato Obispo y Mártir Vasyl Velychkovsky, C.Ss.R. consagrado en la Iglesia de San José en Winnipeg, MB. Poco antes del día de la fiesta, la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá elevó el Santuario del Beato Vasyl al estado de Santuario Nacional del Beato Obispo y Mártir Vasyl Velychkovsky, C.Ss.R.
El Beato Vasyl permaneció fiel toda su vida y ahora es un gran intercesor para todos nosotros. Su Santuario se ha convertido en fuente de bendiciones y gracias. Lleva nuestras oraciones a Dios y obtiene bendiciones y gracias para todos aquellos que a través de él las piden.
Que los testigos del Beato Vasyl nos ayuden a abrazar el “martirio” de la fe cristiana en todas las formas que adopta. Que nosotros también permanezcamos fieles a Dios toda nuestra vida.
Vida del Beato Obispo y Mártir Vasyl Velychkovsky, C.Ss.R. >>
Oración en honor de los mártires redentoristas ucranianos
Oh Señor, Dios nuestro, tú llamas a todos a creer en ti y a seguir tu camino. Te agradecemos la gracia que concediste a Nicolás Charnetsky, Vasyl Velychkovsky, Zenon Kovalyk e Ivan Ziatyk y a todos sus compañeros espirituales, de manera que pudieron pagar el precio máximo de la fidelidad a ti al dar sus vidas.
Te damos gracias por glorificarlos en tu reino celestial, para que sean para todos nosotros un ejemplo luminoso de tu poderosa presencia en nuestras vidas. Te pedimos que nos des la gracia de la fidelidad y la generosidad mientras buscamos responder a tu amor. Por su intercesión, ayúdanos a permanecer siempre firmes en la Verdad y a ser fieles a ti y a tus mandamientos.
Oh Santa Madre de Dios y Madre nuestra del Perpetuo Socorro, condúcenos a tu Hijo Jesús. Danos el valor de seguirlo siempre. Nos ponemos bajo tu protección.
Porque toda la gloria y el honor te pertenecen a ti, Padre Todopoderoso, Hijo Eterno y Espíritu vivificante, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
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