También este año, como los anteriores, disfrutamos de las celebraciones en honor del santo fundador de los Misioneros Redentoristas, San Alfonso Maria De Liguori, que tienen lugar en la capilla que lo vio nacer en Marianella, un suburbio de Nápoles.
La solemnidad está precedida por un triduo, del 29 al 31 de julio; Los padres Ciro Avella y Marcel invitaron para la ocasión a su hermano padre Filippo Strippoli, quien destacó sólo algunos aspectos de la biografía de nuestro Santo (¡tres días no son suficientes para contar los 90 de nuestro ilustre conciudadano!), de su caridad cristiana, de su amor misericordioso hacia los más pobres, y de sus escritos como doctor de la iglesia. Y precisamente porque nos estamos preparando para el Jubileo de 2025 y el Papa Francisco ha dedicado este año a la oración, no hace falta decir que se debe abordar la importancia de la oración para la vida del cristiano, tema que ha tratado nuestro Maestro de Oración. en particular en dos de sus obras en particular: “Manera de conversar continua y familiarmente con Dios” (1753) y “Necesidad de la oración” (1758). Los fieles que participaron en la velada siguieron la celebración con interés y participación, animándola con cantos, algunos de los cuales fueron compuestos por San Alfonso.
En la primera noche de oración, se exhibió solemnemente una ilustre reliquia del santo napolitano; Particularmente intensa fue la celebración de la vigilia que contó con la participación de la comunidad parroquial de Miano (barrio limítrofe con Marianella) de los Santos Alfonso y Gerardo (¡la única en el mundo dedicada a los dos santos redentoristas!), encabezada por su párroco Marianellase padre Salvatore Cinque y que llevó en procesión una nueva imagen del Santo Obispo. La vida muy plena e intensa de experiencias culturales y espirituales de San Alfonso provocó en todos emociones fuertes. Al finalizar esta ceremonia, el P. Ciro repartió Coronillas del Rosario hechas a mano por los miembros de la Asociación Soul Express que colabora y trabaja intensamente durante estos días festivos.
Temprano en la mañana del 1 de agosto, los fuegos artificiales anuncian el día solemne de la celebración. Son numerosos los fieles y comunidades religiosas que abarrotan la iglesia y que vienen de diferentes zonas de Nápoles para participar en la Eucaristía y visitar las habitaciones donde Donna Anna Cavalieri dio a luz a su primogénito. Desde hace algunos años, al final de la mañana se proclaman con paso piadoso los últimos días vividos por San Alfonso. La celebración eucarística vespertina estuvo presidida por el nuevo obispo auxiliar de Salerno Mons. Alfonso Raimo; también él, en este día solemne, destacó la importancia de la oración; aprender de Cristo esto nos permite entrar en una relación muy particular con el Padre y poder afrontar, como Jesús, incluso los períodos oscuros y tristes a los que desgraciadamente nos somete la vida.
Todos estamos orgullosos y sentimos siempre una fuerte emoción y alegría al pensar que nuestra pequeña Comunidad de Marianella dio vida al “santo de los napolitanos y al más napolitano de los santos”: Alfonso María de’ Liguori. Como “maestros de la fe y doctores de la Iglesia” estamos llamados a aprender de él a ser discípulos de Cristo también a través de la oración, porque “el que ora ciertamente se salva, el que no ora ciertamente se condena”.
Lina Di Maro
