“En esta solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, estoy cerca de modo particular de los nicaragüenses. Os invito a uniros en oración por la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, que celebra la Purísima, como Madre y Patrona y eleva a Ella un grito de fe y de esperanza. Que la Madre celestial sea para ellos consuelo en las dificultades y en las incertidumbres, y abra los corazones de todos, para que se busque siempre la vía de un diálogo respetuoso y constructivo con el fin de promover la paz, la fraternidad y la armonía en el país”, son las palabras del Santo Padre después del Ángelus del 8 de diciembre de este año 2024.
No es común que un Papa pida rezar por un país en una de las fiestas marianas más celebradas en el mundo católico. Hay un motivo, o mejor hay varios motivos por los cuales el Papa Francisco nos invita a interesarnos de lo que sucede en este país de centro América.
Recogiendo lo poco que publican las agencias de noticias, conocemos que la Iglesia Católica en Nicaragua vive una dura persecución, el encarcelamiento y el exilio, algo que se remonta a años atrás, pero que en los últimos meses se ha recrudecido aún más. La dictadura nicaragüense, sabemos, ha expulsado a religiosas, ha cerrado medios de comunicación católicos, está apoderándose de instituciones y edificios eclesiásticos, y ha mandado al exilio o a la cárcel a sacerdotes y obispos.
Esta invitación a la oración responde a la actual crisis en Nicaragua. El gobierno de Ortega ha expulsado a más de 200 líderes religiosos y ha detenido a miembros del clero. Recientemente, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Carlos Herrera, obispo de Jinotega, ha sido desterrado, convirtiéndose en el tercer obispo nicaragüense expulsado del país en el último año.
Hace pocos días, el 2 de diciembre, el Santo Padre ha escrito una carta dirigida a los “Queridos hermanos y hermanas en Cristo de la amada Iglesia en Nicaragua”. Su escrito comienza con estas palabras: “Desde hace tiempo deseaba escribirles una carta pastoral para reiterar, una vez más, el cariño que profeso al pueblo nicaragüense, que siempre se ha distinguido por un amor extraordinario a Dios, al que ustedes llaman con tanto afecto Papachú. Estoy con ustedes, especialmente en estos días que están realizando la Novena de la Inmaculada Concepción.”
Son dos cosas importantes para la vida de un pueblo que camina en la historia de América central: el afecto hacia Papachú y la devoción NACIONAL a la patrona de Nicaragua, la Inmaculada Concepción. Efectivamente, dirigirse a Dios con este modo familiar ha sido una fuerza especial para los católicos que se han comprometido en la construcción del Reino ante las dificultades de la sociedad civil en este país de transformaciones históricas. Mientras que proclamar públicamente la devoción a la Inmaculada Concepción se ha vuelto una característica esencial de los católicos de Nicaragua.
Por esto el Papa les escribe insistiendo en esta fuerza popular: “No se olviden de la Providencia amorosa del Señor, que nos acompaña y es la única guía segura. Precisamente en los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia. La filial confianza que tienen en Él y también su fidelidad a la Iglesia son los dos grandes faros que iluminan su existencia.”
El Santo Padre continua su carta con palabras que poco a poco nos resultan perfumadas de predicaciàon redentorista:
“Caminar juntos apoyados en la tierna devoción a María nos hace seguir con tesón la vía del Evangelio y nos conduce a renovar nuestra confianza en Dios… Los encomiendo a la protección de la Inmaculada Concepción. Ustedes la han elegido como Madre de su pueblo. Así lo manifiesta ese grito sencillo y profundamente confiado: María de Nicaragua, Nicaragua de María. ¡Que así sea!”
Los redentoristas en Nicaragua
El pueblo de Nicaragua ha preparado siempre con mucha fe las fiestas de la Virgen. Como lo detalla el padre Darwin Espinal, CSsR quien trabaja en la parroquia del Santísimo Redentor en Managua, capital de Nicaragua. (El Perpetuo Socorro, está en el corazón del pueblo de Nicaragua)
Como dato curioso, en Nicaragua, el ícono de la Virgen, ha precedido a los misioneros redentoristas, de acuerdo con el libro Santa María del Perpetuo Socorro, Madre de Misericordia (2015), del cohermano Bosco Rodríguez Alvarado CSsR, nicaragüense, existe un óleo sobre lienzo, que data del año 1914 y que está entronizado en la parroquia del Calvario, en el departamento de Chinandega, año en que todavía los hijos de San Alfonso, no habían llegado a estas tierras de lagos y volcanes.
Actualmente, en un país en crisis donde la Iglesia es perguida cada día y se vuelve siempre más difícil proclamar el evangelio a los más necesitados, los redentoristas acompañan al pueblo de Dios dando testimonio de compromiso con la justicia. En la Parroquia Santísimo Redentor de Managua, el nicaraguense Bismark Antonio Matus hizo su Profesión perpetua el domingo 5 de marzo del 2023, y la comunidad parroquial celebró su compromiso.
Pero la familia redentorista no se limita a la presencia física en este país. Están siempre acompañados por la solidaridad internacional que manifiestan las diferentes comunidades en varias partes del mundo. En América y en España se siguen organizando actividades que fomentan oración y conciencia de solidaridad para un país libre e creyente.
Escuchemos la invitación del Papa para seguir acompañando a nuestros cohermanos en este difícil territorio de misión y así podamos decir juntos: María de Nicaragua, Nicaragua de María. ¡Que así sea!”
(CE – Scala News)