Catatumbo(Colombia): la fe que alivia el sufrimiento de una región desplazada

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La región del Catatumbo, ubicada en la frontera entre Colombia y Venezuela, vive una de las realidades sociales más complejas del país. Marcada por el conflicto armado, la presencia de cultivos ilícitos y la crisis migratoria, esta zona se ha convertido en un punto crítico de desplazamiento forzado. Frente a este panorama, la labor de la Iglesia Católica y organizaciones humanitarias ha sido un pilar de esperanza para las comunidades afectadas.

El padre Euclides Medina Blanco, misionero redentorista de la Parroquia del Santísimo Redentor en Cúcuta, compartió su experiencia en primera línea al acompañar a los desplazados provenientes del Catatumbo. Según relata, muchos de ellos han buscado refugio en la ciudad, siendo inicialmente ubicados en el Estadio General Santander mientras se gestionaban alternativas de alojamiento en hoteles o con familiares. Este espacio temporal de acogida se convirtió en un epicentro de solidaridad.

“Monseñor Darío de Jesús Garcés Monsalve, obispo de la diócesis, me pidió que hiciera presencia como Iglesia Católica, celebrando eucaristías y escuchando los testimonios de las personas desplazadas”, explica el Padre Euclides. Su experiencia previa como misionero itinerante en zonas de conflicto le permitió abordar esta misión con sensibilidad y empatía, llevando un mensaje de esperanza en medio del dolor.

La compleja realidad del Catatumbo es palpable en los relatos de quienes llegan a Cúcuta. Aunque los motivos del desplazamiento son diversos, muchos coinciden en señalar la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades como factores determinantes. “Uno escucha muchas razones y comentarios, pero es necesario filtrar y discernir lo que es verdad. A pesar de todo, el sufrimiento es evidente”, añade Padre Euclides.

La respuesta a esta crisis no solo ha venido de la Iglesia Católica, que ha contribuido con mercados y alimentos a través del Banco de Alimentos, sino también de organizaciones como la Cruz Roja, la Defensa Civil y la ONU. Sin embargo, la magnitud del problema sigue siendo alarmante. Aunque recientemente ha disminuido el número de personas desplazadas llegando a Cúcuta, el drama humano persiste.

El Catatumbo enfrenta desafíos estructurales: históricamente, ha sido una región olvidada por el Estado, lo que ha permitido que actores armados ilegales y economías ilícitas controlen gran parte del territorio. Además, su ubicación fronteriza con Venezuela lo ha convertido en un corredor estratégico para actividades como el contrabando y el narcotráfico, agravando la crisis humanitaria. En este contexto, la labor pastoral de los redentoristas se convierte en un bálsamo. “Para mí, como misionero redentorista, ha sido un gusto servir acompañando al pueblo que sufre. Es llevar esperanza en medio del dolor”, concluye Padre Euclides. Mientras el Catatumbo clama por paz y justicia, la solidaridad sigue siendo el motor que permite a sus habitantes enfrentar un presente incierto con la esperanza de un futuro mejor.

Euclides Medina Blanco CSsR y Edward Chacón Díaz CSsR