El proceso de beatificación del grupo de cohermanos martirizados en 1936 en Madrid sigue a buen ritmo. Está compuesto por los sacerdotes Vicente Renuncio, Antonio Girón, Donato Jiménez, Crescendo Ortiz, Ángel Martínez Miquélez y José Maria Urruchi y los Hermanos Nicesio Pérez, Gregorio Zugasti, Aniceto Lizasoáin, Gabriel (Bernardo) Saiz, Máximo (Rafael) Perea y Pascual (José) Erviti, pertenecientes a las casas del Perpetuo Socorro y San Miguel. Su proceso se inició en 2006 y terminó la fase diocesana en 2007.
Es de todos sabido que además del grupo de mártires de Cuenca, ya beatificados en Tarragona en octubre de 2013, los misioneros redentoristas tuvimos en España otros dos grupos de mártires: uno en Valencia de dos Hermanos, integrados en un proceso aún en fase diocesana; y otro en Madrid, formado por doce cohermanos, seis sacerdotes y seis hermanos coadjutores. En total fueron veinte los redentoristas que sufrieron muerte martirial en la persecución religiosa de 1936-39. Otras víctimas, causadas sea por los efectos colaterales de la guerra y la persecución, o por las acciones bélicas, no fueron agregadas en su dia, como es logico, a los procesos de martirio.
Recientemente informábamos que el proceso de canonización del grupo de los martirizados en Madrid iba a buen ritmo. El 24 de septiembre de 2020 fue estudiada la Positio super martyrium por los nueve teólogos que componían el Congreso constituido por el Promotor de la fe de la Congregación de las Causas de los Santos para el estudio y debate de los candidatos al martirio, encabezados por el P. Vicente Renuncio. Cada miembro de este Congreso tuvo que estudiar la Positio, redactar un informe sobre el martirio de los doce cohermanos y, finalmente, emitir su dictamen. El resultado fue un voto positivo unánime.
Estos informes y votos junto a la Positio se entregarán para que sean estudiados en el congreso de Cardenales y Obispos. Si el resultado final es positivo, el Papa firmará el Decreto de martirio, que abrirá las puertas a su beatificación y culto público.
Los cohermanos de este grupo son los siguientes:
P. Crescencio Ortiz Bianco (Pamplona 1881), P. Ángel Martínez Miquélez (Funes – Navarra 1907) y Gabriel (Bernardo) Saiz Gutiérrez (Melgosa – Burgos 1896). Los tres pertenecían a la Comunidad de San Miguel, a donde los 2 primeros acababan de ser destinados. El 20 de julio de 1936, a las 12.30 de la mañana salieron de la residencia para refugiarse en un piso cercano. Sorprendidos por una muchedumbre de gente que venía eufórica por la caída del Cuartel de la Montana, fueron detenidos, llevados a una checa y martirizados esa misma tarde en la Casa de Campo, junto a otros detenidos de la ciudad. Sus cadáveres fueron inhumados junto a los caídos del Cuartel de la Montana. H. Nicesio Pérez del Palomar Quincoces (Tuesta – Alava 1859) y H. Gregorio Zugasti Fernández de Esquide (Murillo de Yerri – Navarrà), ambos de la Comunidad del Perpetuo Socorro. El primero estaba casi ciego y el segundo se responsabilizó de su cuidado. Escondidos en casa de un sacerdote diocesano, el porterò amenazó al dueño de la casa, por lo que los Hermanos decidieron irse para no comprometerlo. Escondidos en un sótano-almacén de la Editorial del PS, una señora de la calle Covarrubias los acogió en su casa. El del inmueble avisó a la checa instalada en la calle Nicasio Gallego, y los milicianos procedieron a su detención el 14 de agosto de 1936; esa misma madrugada murieron marizados en el km. 8 de la carretera de Valencia. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Vallecas y posteriormente trasladados a nuestro panteón de la Almudena.
H. Aniceto Lizasoain Lizaso (Irañeta – Navarra 1877), también de la comunidad del Perpetuo Socorro. Hospedado en la casa de Dña. Emilia Alcázar, madre del P. Hortelano; para mayor seguridad se le buscó una pensión en la calle Larra. Alguien avisó a los milicianos que lo detuvieron y martirizaron el 18 de agosto de 1936 junto al cementerio de Chamartín. Sus restos descansan actualmente en el Valle de los Caídos.
P. José M.ª Urruchi (Ayudas Burgos 1909) y H. Pascual (José Joaquín) Erviti Insausti (Echalecu – Navarra 1902), ambos igualmente de la Comunidad del Perpetuo Socorro. Hospedados por una familia en la calle Manuel Silvela nº 3, fueron delatados. En la mañana del 21 de agosto de 1936 llegaron los milicianos y llevaron arrestados a una checa a los dos redentoristas y al dueño de la casa por haberles dado cobijo. Sus cuerpos fueron recogidos en la carretera de Getafe la mañana siguiente. Sus restos están inhumados en nuestro panteón de la Almudena.
P. Antonio Girón González (Campo – León 1871) de la comunidad del Perpetuo Socorro fue alojado por las Hermanitas de los Pobres de la calle Almagro. Ante el aviso de un posible registro fue trasladado al asilo que tienen las mismas Hermanitas en la calle Doctor Ezquerdo. Allí compartió vida con el P. Requejo, un sacerdote paúl ya beatificado. Ambos fueron delatados por un anciano y martirizados el 30 de agosto de 1936 en la Fuente Carrantona, término de Vallecas. Sus restos están en el Valle de los Caídos.
P. Donato Jiménez Viviano (Alaejos – Valladolid 1873), de la Comunidad de San Miguel. Después de estar en otros lugares, se refugió en la vivienda de la Farmacia de la Reina Madre, en la calle Mayor. Lo detuvieron el 15 de septiembre de 1936 y lo llevaron a la checa de Fomento donde pasó varios días en los calabozos. Fue martirizado el 18 de septiembre en el km. 12 de la carretera de Burgos, en el término de Fuencarral, en cuyo cementerio fue inhumado.
H. Máximo (Rafael) Perea Pinedo (Múrita – Burgos 1903), de la comunidad del Perpetuo Socorro. Hospedado en varios hogares, terminó en una pensión del Barrio de las letras de Madrid donde fue detenido y llevado a la checa de Fomento. Su cadáver apareció martirizado en la Ciudad Universitaria el 3 de noviembre de 1936. Sus restos reposan en el Valle de los Caídos.
Vicente Renuncio Toribio (Villayuda – Burgos 1876). Se refugió en varios hogares y fue detenido como indocumentado el 17 de septiembre de 1936 e ingresado ese mismo día en la Cárcel Modelo. Consiguió, a través de un amigo, que el P. Machiñena fuese llevado a su misma celda. Al ingresar en la prisión se creó una nueva identidad con su segundo nombre y tercer y cuarto apellido, pero se delató a sí mismo al ejercer el ministerio sacerdotal en los patios de la cárcel. Lo sacaron de la prisión en la primera de las sacas el 7 de noviembre de 1936 y fue martirizado en las fosas de Paracuellos de Jarama, donde reposan sus restos.
Las investigaciones para el proceso comenzaron nada más terminar la contienda, lo que facilitó una gran cantidad de documentación de primera mano. Completada esta, la fase diocesana del proceso se inició en 2006 y culminó con la sesión de clausura celebrada el 27 de noviembre de 2007 en el Perpetuo Socorro de Madrid. La Positio fue presentada en Roma en marzo de 2019.
Me gustaría completar esta información con dos datos que bien merecen nuestro reconocimiento y gratitud.
D. Lino Vea Murgía y Bru, fue el sacerdote que hospedó a los HH. Nicesio y Gregorio. Fue amenazado por haber acogido a los redentoristas. También él fue martirizado el día 17 de agosto de 1936 en el cementerio de la Almudena. D. Roberto González Nandín y Sobrino y su esposa acogieron al P. José M.ª Urruchi y al H. Pascual (José Joaquín) Erviti en su domicilio de Manuel Silvela 3. No tenían hijos y vivían con la madre del marido. Cuando fueron descubiertos los redentoristas. D. Roberto estaba en su trabajo, le obligaron a regresar y se llevaron y martirizaron a los tres.
Ambos, D. Lino y D. Roberto, fueron martirizados por acoger a los redentoristas. Su proceso está aún en fase diocesana y se tramita en la diócesis de Madrid. Su memoria debe permanecer unida a la de nuestros cohermanos. Esperemos que pronto podamos celebrar litúrgicamente la memoria de todos ellos.
Antonio. M. Quesada
Crédito: Noticiero Español Redentorista, No 660 febrero 2021.