EVANGELIZARE PAUPERIBUS ET A PAUPERIBUS EVANGELIZARI Reflexiones sobre el Tema Principal del Capítulo General

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Communicanda – 1985-1991

 

COMMUNICANDA 4

Roma, 30 marzo 1986
Gen. 121/86

Queridos cohermanos,

Durante las últimas semanas el Gobierno General ha comenzado un proceso de reflexión sobre el Tema Principal del Capítulo General de 1985. Aunque nuestras ideas son todavía imperfectas, queremos presentaros estas reflexiones a cada uno de vosotros, invitándoos a participar en este proceso de discernimiento.

1.La Palabra de Dios

Hemos comenzado nuestro proceso meditando el texto del Evangelio de San Lucas, que cita la Constitución 1:

“El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la buena Nueva, a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4, 18-19).

Los Redentoristas deben seguir el ejemplo de Jesús. Por esto es importante dar atención a la predicación de Jesús a los pobres.

Otro texto importante para nosotros ha sido el discurso de las Bienaventuranzas de Lucas:

“Alzando los ojos hacia sus discípulos, dijo:

Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.

Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.

Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.

Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque de ese modo trataron sus padres a los profetas.

Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.

¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos! porque tendréis hambre.

¡Ay de los que reís ahora! porque tendréis aflicción y llanto.

¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas” (Lc 6,20-26).

No queremos comentar estos textos, pero os invitamos a rezar y a meditar sobre ellos y sobre otros textos semejantes del Evangelio.

2.Las fases preliminares a la elección del Tema

2.1.  Dar una forma nueva a las Constituciones y Estatutos, 1963-1979

Durante el Vaticano II y los años siguientes, la Congregación empleó mucha energía en la redacción de las nuevas Constituciones y Estatutos. Esto significa que los cohermanos estuvieron muy ocupados con problemas concretos y con estructuras que había que revisar. Y quizás por esta razón no se reflexionó lo suficiente para concretizar a qué clase de personas debería dirigirse nuestro apostolado. Los Capítulos Generales se esforzaron menos en definir los destinatarios de nuestra predicación, que la evangelización explícita (Const. 7-10) y la dimensión comunitaria de nuestra vida y de nuestro trabajo (Const. 21-22).

Los destinatarios quedaron definidos en la sección, demasiado amplia: “Los hombres a quienes se anuncia el Evangelio” en los Estatutos 09-015, y, de cierta manera, en el apartado sobre las: “Formas de la acción misionera” en los Estatutos 016-024.

2.2   Determinar las prioridades pastorales y preparar los Estatutos (Vice-) provinciales en las (Vice-) Provincias, 1979-1985.

Una vez estudiadas en el Capítulo General de 1979 las constituciones y Estatutos, las Provincias estaban obligadas a determinar sus estructuras y su organización para poder redactar los Estatutos provinciales. Al mismo tiempo debían definir el programa de prioridades pastorales, como había mandado el Capítulo General. Estas dos actividades exigieron una seria evaluación. Dichas deliberaciones fueron una consecuencia del Capítulo General precedente.

La planificación de las prioridades trajo consigo un factor nuevo, a saber: la discusión sobre los destinatarios de nuestro apostolado y sobre las formas de nuestra evangelización no podía continuarse en esta manera amplia y sin compromiso en que son expresadas en los Estatutos Generales. Fue necesario en las Provincias llegar a tomar decisiones a favor o en contra de algunas formas concretas de apostolado.

Sería interesante saber cuáles fueron las razones fundamentales que jugaron un papel decisivo en la selección de las prioridades» Se puede preguntar si en algunos casos no se tuvo demasiado en cuenta las capacidades del personal disponible, las tradiciones y la experiencia de las (Vice-) Provincias, las actividades existentes, el emplazamiento de las casas, las exigencias de los cohermanos y los intereses especiales de la Iglesia local, de modo que la discusión sobre a qué clase de personas debía dirigirse nuestro apostolado fue tratada ciertamente de paso, pero fue dejada de lado.

2.3   Compromiso con el pobre en la práctica

En algunas partes de la Congregación nuestros cohermanos viven un compromiso directo y práctico con situaciones de pobreza física, de opresión, de injusticia y de explotación. Para estos cohermanos los destinatarios de nuestro apostolado son muy claros y las formas que deben adoptar en su evangelización están determinadas por estas situaciones. Estos cohermanos preguntan insistentemente a las otras partes de la Congregación: Cómo pones tú en práctica el Evangelizare pauperibus? Y este fue el tema que trató expresamente el Capítulo General de 1985.

2.4   Conclusiones

Cuando se consideran todos estos factores en conjunto, aparece claro que con la selección del Tema Principal para 1985-1991 hemos comenzado a tratar con mayor precisión un tema fundamental que hasta ahora en cierta manera había sido descuidado en la reflexión de nuestra Congregación. Una comunidad que se ha fijado a si misma la meta de evangelizar a los pobres, no puede evitar por mucho tiempo que surja la pregunta: ¿Quiénes son esos pobres? Por esto, nuestro compromiso con el Tema Principal quiere llevarnos a una reflexión fundamental sobre el conocimiento de nosotros mismos.

3.Posibles dificultades y temores
en relación al Tema

3.1   La vida de nuestra Congregación no se justifica tanto por una mera observancia de normas, como por el dinamismo que nos lleva a una búsqueda continua y creativa en vistas a la redención de los hombres. El Tema del Capítulo debe promover este dinamismo.

Pero en ocasiones dicho dinamismo queda impedido e incluso bloqueado por nuestro miedo al cambio. Y esto podría suceder también con el Tema del Capítulo.

Podría afirmarse que en los grandes y antiguos Institutos religiosos existe una tendencia natural al orden y a la estabilidad, que ofrece a sus miembros una cierta seguridad física, sicológica y espiritual. Y se comprende que existe el temor de que todo esto pueda ser destruido por el cambio* En consecuencia existe el peligro de considerarnos ya como convertidos y salvados, queriendo de esta manera librarnos de la necesidad de conversión y de cambio.

3.2   Otra dificultad en el proceso continuo de renovación, podría ser nuestro activismo pastoral. En efecto, un trabajo excesivo puede impedirnos el sentir la necesidad de reflexionar y de rezar sobre aquello con lo que verdaderamente nos hemos comprometido y que nos está pidiendo actualmente la Congregación. Quizás tenemos miedo a enfrentarnos con cuestiones fundamentales que pueden referirse a la validez de lo que estamos haciendo.

3.3   También se puede objetar que el Tema no toca a nuestra Provincia a causa de la falta de vocaciones que nos impide mirar con esperanza hacia el futuro. Sin embargo, una reflexión profunda sobre este Tema podría ser un momento de gracia para nosotros y una ocasión para renovar nuestra fe en un futuro que el Señor nos concede,

3.4   Porque el Tema se centra en los pobres y en la pobreza, podrían también surgir dificultades en relación a nuestro estilo de vida personal y comunitario. Estas dificultades son especialmente peligrosas porque suelen permanecer ocultas y no se suelen tratar. Una reflexión particular sobre este punto, podría llevarnos a una verdadera conversión personal y comunitaria,

4.Nuestra reflexión sobre el Tema
como un proceso de conversión
continua personal y comunitaria

4.1   Toda reflexión sobre un tema que es central para nuestra vida y para nuestro trabajo nos llevará a verificar que estamos reflexionando sobre nuestro propio ser como Congregación y sobre nuestra conciencia personal y comunitaria del sentido de nuestra llamada hoy. No es siempre fácil aceptar las consecuencias e implicaciones de una reflexión tan profunda y desafiante. A veces podemos ser perfectamente conscientes de todos los obstáculos que existen para poder realizar lo que nos sentimos llamados a realizar. Podemos también sentir miedo cuando nos preguntamos hasta dónde nos llevará esta reflexión.

4.2   Sin embargo, al mismo tiempo que no debemos subestimar las dificultades, debemos también escuchar la llamada de Dios o, usando una frase de San Alfonso, debemos obedecer a la voluntad de Dios. El Espíritu se hará presente en medio de nosotros y nos acompañará cuando nos esforzamos en buscar decididamente qué es lo que creemos que Dios está pidiendo hoy a nuestra Congregación. Esta invitación de Dios quiere decir sencillamente que estemos abiertos al desafío de la conversión personal y comunitaria, que exige nuestro Tema.

4.3   Nuestras Constituciones nos invitan continuamente a la conversión de actitudes, modo de vida y de respuesta en nuestro servicio apostólico:

 – si nuestro apostolado se caracteriza más “por el dinamismo misionero que por determinadas formas de actividad” será necesario revisar constante mente la calidad de nuestro servicio y ministerio entre los pobres y abandonados del pueblo de Dios (Const. 14);

 – se nos exigirá también una conversión continua de corazón si queremos ser verdaderamente “libres y disponibles” en las opciones que hacemos en relación a los grupos humanos con los que trabajamos y en relación a los métodos para realizar nuestra misión (Const. 15);

 – la conversión no es solamente algo personal, sino algo que toca a la comunidad como tal, cuando nos esforzamos por conseguir una “constante renovación interior”, con el fin de ser más fieles a nuestra llamada apostólica (Const. 40; 41.1).

4.4   La conversión de corazón, sobre la que nos insisten nuestras Constituciones, es ciertamente esencial, si queremos acercarnos al Tema del Capítulo con la mente de Cristo. Solamente así podremos ser sensibles a todas las consecuencias que deberemos afrontar, a las fuerzas positivas y negativas presentes en nuestras diferentes situaciones y a la inspiración del Espíritu, cuando tratemos de llevar el Tema del Capítulo a la realidad concreta de nuestra vida y de nuestro ministerio apostólico.

5.El pobre en la tradición redentorista

5.1   Alfonso de Ligorio

“Que habiéndose dedicado el suplicante por muchos años a las misiones como hermano de la Congregación de las Misiones Apostólicas, erigida en la catedral de Nápoles, y habiendo palpado el gran abandono en que se encuentran los pobres, especialmente los de las comarcas rurales, en extensas regiones del Reino, desde el año 1732 se unió con dichos sacerdotes, compañeros suyos, bajo la dirección de Monseñor Falcoia, obispo de Castellamare, a fin de consagrarse a ayudar con misiones, instrucciones y otros ejercicios ministeriales a los pobres del campo, que son los más necesitados de auxilios espirituales, al faltarles con frecuencia quien les administre los santos sacramentos y la palabra divina; tanto que muchos de ellos, por falta de operarios sagrados, llegan a la muerte sin saber ni siquiera las verdades necesarias de la Fe. Tan pocos son los sacerdotes que se dediquen de propósito al cultivo de los pobres campesinos” (Supplex Libellus del 30/03/1748, Lettere di S. Alfonso, Roma 1887, I, 149-151).

5.2   En la Congregación no existe una tradición uniforme con respecto a aquellos a quienes se debe dirigir nuestra actividad pastoral. Los pobres a quienes debemos predicar el Evangelio, se han entendido de manera diversa según las diversas situaciones.

Existen, sin embargo, algunos rasgos especiales que atañen a toda la Congregación:

 – Tenemos una tradición de preferencia por “la gente pequeña”* Entre nosotros no se ha cultiva do de manera especial las relaciones con la llamada clase alta, de gente educada, rica e influyente, excepto en algunos casos.

 – En este contexto sí existe una sencillez especial y un estilo popular en nuestras predicaciones, como lo quería San Alfonso desde el principio y que se ha conservado a lo largo de toda nuestra tradició Esta sencillez abarca tanto el estilo de la predicación como los ejercicios de piedad.

 – Es también tradición nuestra el ir a la gente y no esperar a que la gente venga a nosotros., Ningún lugar es demasiado grande o demasiado pequeño para nuestro apostolado» El fundamento de esta característica nuestra, está en la antigua fórmula “las almas más abandonadas del campo” y en el sistema de la predicación itinerante» Esta característica nos muestra también nuestra prontitud para aceptar misiones en regiones difí

Más recientemente hemos comenzado a experimentar un interés siempre mayor en ciertas regiones hacia los socialmente pobres y marginalizados.

6.La misión especial de la Congregación
en la Iglesia de hoy

Como Redentoristas participamos en la misión de la Iglesia “que por ser sacramento universal de salvación, es esencialmente misionera” (Const. 1). Dentro de esta misión de toda la Iglesia, la Congregación tiene su misión especial que se concretiza en tres aspectos diferentes:

–    la evangelización en sentido estricto: el anuncio explícito, profético y liberador del Evangelio;

–    la preferencia por las situaciones donde existe una necesidad pastoral;

–    y dentro de esto, una preferencia especial por los pobres, los desfavorecidos y los oprimidos» Estos tres aspectos juntos “constituyen para la Congregación su misma razón de ser en la Iglesia y el sello de su fidelidad a la vocación recibida” (Const. 5).

6.1     El anuncio explícito del Evangelio

“Pues los Redentoristas tienen como misión primordial en la Iglesia, la proclamación explícita de la Palabra de Dios para la conversión fundamental” (Const. 10).

El Capítulo General de 1979 se fijó en este aspecto y lo presentó como el Tema Principal de la Congregación para el sexenio 1979-1985: “La proclamación explícita de la Palabra de Dios, especialmente en sus formas extraordinarias” (Comm. 41, 1979).

Juntamente con este tema el Capítulo dio un mandato especial a la Congregación para seleccionar las prioridades pastorales.

6.2.  La preferencia por las situaciones donde existe una necesidad pastoral

Los Redentoristas concentran sus actividades “esforzándose por evangelizar a los hombres más abandonados” (Const. 1); la Congregación es enviada “a la gente más necesitada de socorro espiritual” (Const. 4). “Los nuestros deben indagar cuidadosamente quiénes son los hombres más privados de auxilios espirituales” (Est. 09).

“Los hombres más abandonados a los que la Congregación es enviada especialmente, son:

–    “aquellos a quienes la Iglesia no ha podido proporcionar aún medios suficientes de salvación,

–    los que nunca oyeron el mensaje de la Iglesia, o no lo aceptan al menos como “Buena Nueva”,

–    y finalmente aquellos que sufren por la división de la Iglesia” (Const. 3).

6.3   Los pobres

“Entre los grupos humanos más necesitados de socorro espiritual, los Redentoristas han de dar preferencia a los pobres y de humilde condición y a los oprimidos” (Const. 4).

Dentro de las urgencias pastorales de los más abandonados la Congregación dirige sus actividades especialmente a los pobres (cfr. Const. 1). Y de este modo la preferencia por las situaciones de urgencia pastoral se especifica más con la “opción por los pobres” (Const. 5), “los débiles y los oprimidos” (Est. 09).

7.El mandato del XX Capítulo General de 1985

“El capítulo General de 1985 quiere continuar el tema de las prioridades pastorales, decidido por el Capítulo de 1979. Ahora queremos acentuar el anuncio explícito, profetice y liberador del Evangelio a los pobres, dejándonos interpelar por ellos (EVANGELIZARE PAUPERIBUS ET A PAUPERIBUS EVANGELIZARI) según el carisma de nuestra Congregación, descrito en las Constituciones 1,3,4,5, y en los Estatutos 09 y 021.

Este Tema nuevo quiere continuar y prolongar el tema del sexenio precedente. El Capítulo de 1979 puso el acento en la proclamación explícita, especialmente extraordinaria del Evangelios (EVANGELIZARE); ahora fijamos nuestra atención muy especialmente en los pobres (PAUPERIBUS).

¿La cuestión central con la que debe ahora enfrentarse cada unidad de la Congregación es: quiénes son estos pobres mencionados en el texto?

7.1   Situaciones de pobreza y de opresión

El Capítulo ha presentado a la Congregación este problema: “¿A qué situaciones de pobreza y de opresión queremos prestar una atención misionera especial, partiendo de nuestro tema principal?” (Documento Final 09).

Los cohermanos viven y trabajan en diferentes países y en diferentes condiciones sociales, políticas y eclesiales y en consecuencia son también diferentes nuestras experiencias de pobreza y de opresión. Sin embargo cada uno de nosotros está llamado a ser realmente sensible ante la situación de los hombres y de la sociedad en que vive y a descubrir las situaciones de pobreza y de opresión, que nos están exigiendo una respuesta.

Esta sensibilidad está claramente descrita en el Estatuto 044: “Por eso, como miembros de un Instituto destinado a la evangelización de los pobres, los congregados tengan una fina sensibilidad ante la pobreza del mundo y los graves problemas sociales, que angustian a casi todos los hombres. Toda clase de pobreza – material, moral, espiritual – debe incitar su celo apostólico. Las aspiraciones legítimas de los pobres serán sus propias aspiraciones”.

Esto nos exige profundizar en el conocimiento de la realidad que existe entorno a nosotros. Y esta confrontación con la realidad tiene un sentido espiritual, porque Dios nos está hablando por medio de ella. Por esto “deben estar abiertos al mundo que los rodea a fin de que, en diálogo con los hombres, conozcan los signos de los tiempos y lugares y se adapten mejor a las exigencias de la evangelización” (Const. 43).

O, como dice la Const. 19: “Interpretando fraternamente los angustiosos interrogantes de los hombres, procuren discernir los signos verídicos que ellos dejan traslucir de la presencia y de los designios de Dios”.

7.2   “Los pobres son personas concretas con rostro humano” (Documento Final, 05)

Considerar las situaciones de pobreza puede quedarse en algo meramente abstracto, a no ser que lo hagamos de manera humana y personal, por medio de un encuentro real con el pobre, corno un ser humano que es nuestro prójimo, como nos invita a hacerlo el Documento Final.

Un ejemplo de este encuentro con el pobre podría ser el siguiente texto de Puebla:

“Esta omnipresente extrema pobreza se da en cada rostro concreto de la vida real. En estos rostros, debemos reconocer los rasgos dolientes de Cristo el Señor, que nos cuestiona y nos interpela. Ahí se incluyen”

 – los rostros de los niños aplastados por la pobreza antes de haber nacido, su posibilidad de desarrollo bloqueada por irreparables deficiencias mentales y físicas; los niños vagabundos de nuestras ciudades, frecuentemente explotados, productos de la pobreza y de la desorganización moral de la familia;

 – los rostros de los jóvenes, que se hallan desorientados porque no pueden encontrar su sitio en la sociedad, y que están frustrados, particularmente en los sectores marginales rurales y urbanos, por la falta de oportunidad para encontrar formación y trabajo;

 – los rostros de los campesinos; como grupo social, viven como desterrados en casi todas las partes de nuestro continente, privados de tierra, encerrados en una situación de dependencia interna y externa, y sujetados a sistemas de comercialización que los explotan;

 – los rostros de los obreros, frecuentemente mal pagados y con dificultades para organizarse y defender sus derechos;

 – los rostros de los desempleados y de los mal empleados, que son despedidos a causa de las duras exigencias de las crisis económicas, y a menudo, a causa de los modelos de desarrollo que postergan a los trabajadores y a sus familias, ante los fríos cálculos económicos;

 – los rostros de los marginados y de los que habitan en las ciudades superpobladas, contrastan con el despliegue ostentoso de riqueza en otros sectores de la sociedad;

 – los rostros de los ancianos, que se hacen cada día más numerosos y que frecuentemente se ven marginados de una sociedad orientada hacia el progreso, que mira con indiferencia a la gente no enrolada en la producción” (31-40).

Si miramos nuestra realidad en este modo, encontraremos estos rostros en cualquier parte en que vivamos; nuestra búsqueda no terminará en una discusión, sino en el descubrimiento de “los más abandonados, especialmente de los pobres” (Const. 1).

8.Llamados e interpelados por los pobres

Para muchos de nosotros, la primera parte del Tema del Capítulo, que insiste en los pobres como los destinatarios preferidos de nuestra evangelización, significa ya un reto bastante grande.

La segunda parte, expresada con la frase latina: EVANGELIZARI A PAUPERIBUS y traducida ”llamados e interpelados por los pobres” presenta exigencias todavía más grandes.

8.1   Esta frase significa que nosotros entendemos la evangelización como un proceso en dos direcciones, “un diálogo misionero” (Const. 19), en el cual ambas partes se enriquecen mutuamente. Este es un principio aceptado generalmente en el trabajo de evangelización, sobre todo en el campo de la psicología cultural y pastoral. Ciertamente la mayoría de nosotros ha experimentado ya en nuestras diversas actividades pastorales, este enriquecimiento que tiene como fuente el pueblo al cual servimos y con el cual trabajamos.

Pero ¿qué quiere decir “ser evangelizados por el pobre” (en el sentido de nuestro Tema Principal)? ¿De qué manera nos evangelizan los pobres? ¿Cómo nos llaman y nos interpelan los pobres? ¿Y cuáles son los efectos que se producen en nosotros, cuando les damos una respuesta?

8.2   En ciertas partes del mundo los pobres y los oprimidos se dirigen a los sacerdotes y religiosos, y entre ellos a nuestros propios cohermanos, buscando un apoyo moral en su lucha por conseguir una mejora económica, justicia social y liberación de la opresión política y de la tiranía. Respondiendo a esta llamada, nuestros cohermanos se han sentido desafiados de diversas maneras.

Algunos han sentido que la Teología aprendida no era adecuada, incluso su conocimiento de la Escritura, para poder dar una respuesta satisfactoria. Muchas posturas pastorales no pueden ya ser mantenidas, como por ejemplo el permanecer neutrales de frente a los conflictos sociales. Las manifestaciones de religiosidad popular, que algunos despreciaban, han sido descubiertas como grandes valores sociales, y que nacen de una fe profunda.

Ciertas actitudes, como por ejemplo la búsqueda de seguridad, tanto personal como institucional han tenido que cambiar de frente al sentido de la libertad ante el riesgo manifestada por el pobre en su lucha por la justicia.

Algunos han sido llevados a descubrir dimensiones de la vida humana, a las cuales no habían dado una atención y un reconocimiento suficiente en el pasado, por ejemplo la función de las estructuras para condicionar las actitudes, los valores y comportamientos del pueblo en la sociedad, incluyendo sus dimensiones generales.

En algunos países ha sucedido que “el grito de los pobres” ha provocado en las comunidades religiosas un repensamiento de las formas y estructuras de su vida religiosa. En algunos casos les ha llevado a redescubrir el carisma original de sus fundadores y a mantener una fidelidad más grande a este carisma en su selección de prioridades pastorales y en las formas de su vida religiosa, teniendo siempre como resultado un aumento de vocaciones. Algunos de nuestros cohermanos ya han experimentado esto mismo en ciertos países.

8.3.  Estas y otras experiencias semejantes han provocado discusiones teológicas sobre el “ministerio del pobre come agente de salvación”. Algunas de ellas son todavía “elementos” de una teología y de una espiritualidad que se encuentra en un proceso de maduración.

Quizás un ejemplo, es la Teología de la liberación, que solamente ha podido desarrollarse partiendo de una doble experiencia, de la pobreza y de la opresión por una parte, y de la fe en el Señor de la historia, por la otra.

Mientras algunos siguen discutiendo actualmente “ciertos elementos” de esta Teología, su validez básica no puede ser cuestionada, como decía el Papa Juan Pablo II recientemente. Es una Teología nacida en el tercer mundo, y que ha extendido sus ramificaciones en otros países, incluidos los del primer mundo.

8.4.  Nuestras Constituciones y Estatutos nos urgen a “indagar cuidadosamente quiénes son los hombres más privados de auxilios espirituales, sobre todo los pobres, los débiles y los oprimidos”, puesto que “al Redentorista no le es lícito hacerse sordo al clamor de los pobres y de los oprimidos” (Est. 09).

Pudiere ser que la respuesta a estas cuestiones que hemos mencionado, pueda venir solamente de la experiencia actual del trabajo entre esta gente. Nosotros invitamos a los cohermanos que poseen esta experiencia a compartir sus reflexiones sobre cómo ellos se sienten llamados, interpelados y enriquecidos por los pobres. No dudamos de que lo que ellos pueden ofrecer será más profundo que estas ideas iniciales que os hemos expresado aquí.

 

9.Puntos de reflexión

9.1     Sensibilidad y conciencia

“Por eso, como miembros de un Instituto destinado a la evangelización de los pobres, los congregados tengan una fina sensibilidad ante la pobreza del mundo y los graves problemas sociales, que angustian a casi todos los hombres” (Est. 044).

La reflexión sobre el Tema Principal puede llevarnos tanto a un conocimiento general como a una conciencia más profunda de nuestra propia situación concreta. Porque somos una Congregación extendida por todo el mundo, nuestras preocupaciones deben ser también universales.

Por eso debemos preguntarnos a nosotros mismos:

 – ¿Qué conocemos sobre las diferentes situaciones de pobreza y de opresión en las diversas partes del mundo? ¿Estamos realmente interesados en estas situaciones y cómo nos informamos sobre ellas?

 -¿Quién y qué está influyendo en nuestras opiniones políticas y eclesiales sobre los problemas políticos y sobre la situación de la Iglesia en los diferentes países?

 -¿Qué sabemos de nuestros hermanos Redentoristas, sujetos a condiciones de pobreza y de opresión, e incluso de persecución?

 – ¿Cómo les demostramos nuestra solidariedad fraterna?

9.2. Pobreza y celo apostólico

“Al Redentorista no le es lícito hacerse sordo ante el clamor de los pobres y de los oprimidos; más bien debe buscar los medios de ayudarles” (Est. 09).

“Toda clase de pobreza – material, moral, espiritual – debe incitar su celo apostólico” (Est. 044).

Como complemento de ese conocimiento general, mencionado antes, deberíamos tener una sensibilidad especial por la pobreza de aquellos entre quienes vivimos y trabajamos. Como Redentoristas no tenernos que esperar a que los pobres vengan a nosotros; nuestro carisma tradicional nos impulsa a ir a su encuentro y a concentrar nuestro celo apostólico en sus necesidades especiales.

 – ¿Quién vive en nuestro sector en pobreza mate rial, moral o espiritual? ¿Los conocemos? ¿Nos encontramos con ellos?

 – ¿Qué estructuras o sistemas inhumanos y opresores existen en nuestro país? ¿Encontramos a la gente sometida a dichos sistemas?

 – ¿Dónde están en nuestro país los abandonados y desatendidos por la Iglesia local?

 – ¿Qué lugar ocupan estos pobres en nuestras prioridades pastorales?

 – ¿Qué puesto les concedemos en nuestra vida de oración y en el contenido de nuestras predicaciones?

9.3     Vida comunitaria y solidaridad con los pobres

“La vida común de los Congregados se debe adaptar verdaderamente a la mentalidad de cada región y ofrecer un testimonio eficaz de pobreza y solidaridad con los pobres” (Est. 046.2).

Nuestro estilo de vida en comunidad debe corresponder a la situación de la gente entre la que vivimos y trabajamos; a esto se llama también inculturación. Nuestra opción por los pobres nos exige además una sencillez en el estilo de vida que haga más auténtica nuestra evangelización a los pobres.

 – ¿Muestra nuestro estilo de vida la solidaridad con los pobres a quienes predicamos el Evangelio?

 – ¿Están nuestras comunidades abiertas e interesa das con la gente que se nos ha confiado?

 – ¿Vemos alguna posibilidad de compartir la actual indigencia e inseguridad de los pobres, como lo propone el Estatuto 045?

 – ¿Cómo tratamos el dinero (reunir, investir, gastar)?

 – ¿Cómo practicamos la solidaridad con los más pobres dentro de nuestra misma Congregación?

9.4     La formación y nuestra opción por los pobres

“El Capítulo pide más particularmente que la formación de los estudiantes tenga relación con las prioridades pastorales…..Además pide a los responsables, que preparen para nuestros estudiantes un estilo de vida y una formación que tenga en cuenta nuestra opción por los pobres y que no les aísle de la vida y de los problemas de los pobres” (Documento Final, 13).

Además de la primera formación, debemos también orientar nuestra formación permanente con el fin de profundizar en una espiritualidad que tenga en cuenta nuestra opción por los pobres.

 – ¿Qué influjo tienen los pobres en nuestros programas de formación teológica, espiritual, y humana?

  – ¿Hay relación entre estos programas y las prioridades pastorales?

 – ¿Qué medidas se han tomado en los programas de formación continua para desarrollar una conciencia de nuestro compromiso con los pobres?

10.Conclusión

Al final de esta presentación sobre el Tema Principal del sexenio, queremos ofreceros estas reflexiones y pediros que continuéis este proceso en vuestras comunidades, capítulos y gobiernos (vice-) provinciales. Reconocemos que se deben hacer ulteriores estudios sobre los diversos argumentos contenidos en el Tema, por ejemplo, el sentido bíblico del “pobre”, el “pobre” en nuestra historia redentorista, el análisis de la pobreza y de la opresión en las diversas situaciones del mundo, el sentido teológico de Evangelizare pauperibus et a pauperibus evangelizari etc.

Estamos convencidos de que existen especialistas en la Congregación en todo el mundo, que podrán contribuir haciendo un estudio en profundidad sobre los diferentes argumentos del Tema. Apreciaremos mucho esta contribución especial que ellos nos ofrezcan.

Y puesto que se trata de un proceso en el cual toda la Congregación está comprometida, nos gustaría recibir vuestras respuestas a estas primeras reflexiones que os ofrecemos en esta Communicanda.

Con un saludo fraterno en nombre del Consejo General,

Juan M. Lasso de la Vega, C.Ss.R.
Superior General

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