¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA, ALELUYA!

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¡ÉL HA RESUCITADO! ¡ALELUYA, ALELUYA!

Solemnidad de la Resurrección de Nuestro Señor, 17 de abril de 2022

Queridos cohermanos, hermanas, socios en la misión y amigos,

¡Una vez más, las palabras de este tradicional saludo de Pascua resuenan en todo el mundo! Es el corazón mismo de nuestra fe, y también de nuestra Vocación Misionera Redentorista:

“Por esta total entrega a la misión de Jesucristo, los congregados comparten la abnegación de la cruz del Señor,… su profunda disponibilidad para dar vida al mundo. Por consiguiente, al anunciar la vida nueva y eterna han de ser ante los hombres signos y testigos de la fuerza de la resurrección de Cristo”. (Constitución 51)

¿Qué significa ser signo y testimonio del poder de su resurrección hoy en nuestro mundo herido? Mientras reflexionamos sobre la guerra y los abusos en Ucrania, las víctimas de la violencia en tantos otros conflictos en todo el mundo, el sufrimiento de nuestra casa común en esta crisis ecológica, los efectos de la pandemia de covid y la crisis de las personas desplazadas, refugiadas y migrantes, podríamos preguntarnos ¿cómo podemos celebrar con alegría la Pascua hoy? ¿Cómo, hombres y mujeres de fe en la presencia viva de Jesús Resucitado, nos damos cuenta de que necesitamos el mensaje de Pascua hoy más que nunca, y queremos compartir esta Buena Nueva con todos los que nos encontramos?

Esta Semana Santa recibí una imagen del Redentor Resucitado de un amigo en Ucrania. Este Icono es venerado en una ciudad del este de Ucrania que fue atacada por las tropas rusas. Los soldados rusos dispararon a esta imagen, pero no pudieron destruir a Aquel que representa. Y ahora ofrece un mensaje de esperanza a un pueblo que sufre. A pesar de sus heridas, las marcas de los clavos de su pasión y los agujeros de las balas, Jesús nuestro Redentor está vivo y cerca de nosotros, especialmente en nuestros momentos más difíciles.

Que esta Pascua comuniquemos su presencia a través de nuestra compasión y cercanía a los más necesitados. Que nuestras vidas se conviertan verdaderamente en signos y testimonios del poder de su resurrección, proclamando la vida más vibrante que la muerte, el amor más fuerte que el odio y la bondad más poderosa que cualquier mal. ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya! ¡Él ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya!

¡Y Jesucristo está con nosotros siempre, hasta el fin del mundo!

Por el poder del Espíritu Santo, que Dios te bendiga a ti y a todos a los que amas con esperanza y alegría. ¡Que María, Madre de nuestro Redentor y nuestro Perpetuo Socorro, camine con ustedes en la fe mientras juntos seguimos a Jesús nuestro Redentor hoy en misión a nuestro mundo herido!

Vuestro hermano en Cristo nuestro Redentor,

Padre Michael Brehl, C.Ss.R.
Superior General