De hermano a padre

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(Nápoles, Italia) – El sábado 7 de mayo en Ciorani, en la Iglesia de la Santísima Trinidad, tuvo lugar la ordenación de un nuevo sacerdote en la Provincia de Nápoles. Una historia bastante particular la de Gerardo Giordano. Una historia que tiene su punto de inflexión a los 23 años. Hasta ese momento Gerardo estaba bastante inserto en el mundo laboral, se desempeñaba como pastelero en su ciudad natal de Nocera Inferior. Un día decidió visitar una basílica de la que había oído hablar, la de San Alfonso en la cercana Pagani. Esa visita, acompañada de la confesión y luego del encuentro con un redentorista, fue como una llamada del Espíritu.

Después de San Alfonso fue el turno de San Gerardo, cuya historia fascinó al aprendiz de pastelero. Pensó en llegar a ser como él, un Hermano Coadjutor. Hizo su primera profesión el 7 de septiembre de 2002, y después de tres años la perpetua. La primera etapa de vita religiosa fue en Materdomini, momento que le permitió profundizar aún más la espiritualidad y la fascinación que Maiella ejerce en el pueblo de Dios, comenzando por los pobres y los sencillos.

Llegó el día en que Gerardo fue trasladado a Sicilia: aquí, en Palermo, en el barrio de Uditore, todavía podía ser “hermano”, en el servicio, en el encuentro, en la caridad. Pero probó un nuevo camino: el de asistir a la Facultad de Teología de Sicilia por un quinquenio filosófico y teológico. Nació el interés por el conocimiento, el interés se convirtió en pasión y el estudio terminó con el título de bachiller.

Luego de ocho años en Palermo, Gerardo regresó a Materdomini, San Gerardo estaba listo para recibirlo nuevamente. Mientras tanto, su condición de Hermano hizo que los Superiores lo insertaran en los organismos de la Congregación previstos para este estado de vida. Gerardo ingresó al Secretariado de los Hermanos y también participó en el Capítulo General en Tailandia.

Pero el Espíritu no había permitido que obrara. En un momento, Gerardo sintió el llamado a convertirse en ministro ordenado. Estaba frente a una encrucijada. No fue una elección fácil, ni algo que suceda todos los días. No era sólo la necesidad de sacerdotes y confesores para provocarlo, algo que ocurre con demasiada frecuencia en santuarios como el de Materdomini. Era algo más profundo. Habló de ello con su Provincial. Lo habló con el director espiritual y con otros cohermanos. El Gobierno Provincial lo invitó a esperar y tomarse su tiempo.

Cuando Gerardo maduró la seguridad interior de la llamada, solicitó la admisión al diaconado. La celebración tuvo lugar en Materdomini el 9 de noviembre de 2019: apenas unos meses antes de que el Covid impusiera otros tiempos al programa hecho por seres humanos… Ya se preveía un prolongado período de discernimiento, ese tiempo se ha prolongado en más de dos años. El hecho es que una numerosa multitud de cohermanos y amigos hicieran de marco y corona a Gerardo el sábado 7 de mayo, al recibir el don del Espíritu Santo de manos del Obispo y otros sacerdotes. Una multitud que le hizo sentir el calor de la familia, teniendo en cuenta que su madre ya voló al cielo hace quince años, y el padre estuvo ausente de la celebración por problemas ortopédicos.

Una historia singular, la de Gerardo, a quien todos llaman Gerardino. Podríamos decir: de Hermano a Padre. Pero también “de pastelero a sacerdote”, con la misión de construir la alegría y el amor a través de la fracción del pan y el anuncio de Aquel a quien la tradición espiritual cristiana llama “el Jesús dulcísimo”.

padre Serafino Fiore cssr