Los Hmong, un pueblo evangelizado por catequistas
Los Hmong son una minoría étnica del sudeste asiático, con unos cuatro millones de miembros hoy dispersos en todo el mundo. El pasado 14 de enero se bendecía y abría oficialmente en Tailandia el nuevo Centro Internacional Hmong para catequistas, que tendrá proyección en este país y en todo el mundo.
El acto tuvo lugar el pasado sábado, 14 de enero, en Chiang Mai, Tailandia, y fue precisamente el obispo de Chiang Mai, Mons. Francis Xavier Vira Arpondratana quien bendijo el nuevo centro, patrocinado por las comunidades católicas Hmong, que formará catequistas para servir al pueblo Hmong. Estuvieron presentes casi 500 personas de Vietnam, Laos, China, Tailandia y Estados Unidos.
La catequista Metha Seansrichophan dirige este centro de formación junto a tres catequistas a tiempo completo durante la semana, a los que se suman otros tres los fines de semana. Seis jóvenes viven en el Centro para discernir su vocación y ver si están llamados a ser la próxima generación de catequistas Hmong. Reciben formación y se unen a la labor pastoral en las aldeas Hmong.
Como destacó el obispo de Chiang Mai durante el acto, “ahora el pueblo Hmong tiene un gran instrumento para la nueva evangelización donde los laicos son los verdaderos protagonistas”. La población Hmong supera los 4 millones de personas en todo el mundo, en su mayoría asentadas en las zonas montañosas del sudeste asiático. Alrededor de 300.000 Hmongs se mudaron a Estados Unidos tras los conflictos que asolaron esta región. Están orgullosos de su cultura y tradiciones y hablan su propia lengua.
Como explica Radio Veritas Asia, la evangelización del pueblo Hmong es reciente ya que estas tribus viven en áreas muy remotas y su cultura es poco permeable a valores extranjeros. El Padre Harry Thiel, uno de los primeros misioneros redentoristas que trabajó con las tribus Hmong en Tailandia, se dio cuenta de que era casi imposible tener sacerdotes Hmong para servirles porque las familias no permitían que los jóvenes salieran de sus hogares y descuidaban el deber que tienen hacia sus padres. En ese momento la palabra inculturación no estaba en el centro de la reflexión teológica católica, pero el misionero tenía claro que el pueblo Hmong no podía aceptar una fe “extranjera” que no estuviera relacionada con su estilo de vida, cultura y tradición. El padre Harry encontró una solución trasladando el centro de gravedad de la evangelización de los sacerdotes a los catequistas.
Metha, la directora del centro, explicaba que “la iglesia Hmong, solía decir el padre Harry, tiene que crecer gracias a una red de catequistas formados y capaces que se casan, no dejan a sus familias y anuncian el Evangelio a las personas que conocen bien”. Por eso, añade Metha, “ellos son el futuro, nosotros pusimos las bases de esta nueva forma de evangelizar y ahora son ellos los llamados a cumplir el sueño del padre Harry, que es el sueño de la Iglesia: los laicos no son objeto de evangelización, ellos son el actor principal de la misma. No son profesionales distantes de la evangelización, sino personas que comparten el mismo modo de vida que los demás y experimentan los mismos desafíos”.
(OMPRESS)
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