La devoción a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro se ha extendido bastante en Nigeria desde que los misioneros redentoristas llegaron en 1987. Su fiesta el 27 de Junio se ha convertido en una importante celebración anual, este año ha logrado de reunir a cerca de 18.000 personas – muchos de los cuales han viajado durante días y han venido con un traje especial, esto es, con la imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro cocida o dibujada sobre el traje. El Arzobispo Mons. Mathew Man-Oso Ndagoso de la Arquidiócesis de Kaduna ha presidido la celebración que duró todo el día y se llevó a cabo en un estadio en Lagos, mientras que la multitud aplaudia y bailaba agitando pañuelos blancos para celebrar el Jubileo de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro.
Los fieles tienen gran veneración a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro, porque creen que dejan todos sus problemas, así como el agradecimiento por su ayuda en el momento de tocar su imagen y orar. Cada persona logra salir adelante con fe y esperanza, porque veían los milagros en la vida de sus vecinos y creen que si ella ayudó a muchos otros, entonces seguramente les ayudará.
La devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro está a un nivel más alto, los Redentoristas en Nigeria han celebrado la clausura del Jubileo de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la iglesia católica en Amuwo Odofin, de Lagos. Padre Henry Ogbonna, C.Ss.R. y padre Philip Obasi, C.Ss.R. han establecido un programa de ayuno y oración de 21 días ya en enero de 2014, que fue aceptada tanto por el equipo pastoral que por los feligreses para lograr sus objetivos: completar la construcción de la iglesia; Suelos y paredes; y la construcción de una gruta de piedra en honor de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
El Vice Provincial Superior Kingsley Onyekuru y más de 30 Redentoristas de la Viceprovincia de Nigeria se unieron a los feligreses y muchos sacerdotes diocesanos y religiosos en la emotiva celebración de la oración y acción de gracias con el Arzobispo Mons. Alfred Adewale Martins de la sede Metropolitana de Lagos, que dedicó la nueva iglesia y la gruta.
