Mujeres en la Iglesia entre aperturas, avances y resistencias

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(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Para muchos/as la cuestión de la mujer es la cuestión del futuro de la Iglesia. Algunos signos epocales podrían indicar esta clave. Desde hace algún tiempo, para algunos/as, la Iglesia tiene rostro de mujer. Tiene ese rostro sobre todo porque socialmente constituyen la mayoría de los miembros de las comunidades eclesiales; incluso cuando los roles representativos en muchos lugares siguen en manos de los hombres, las mujeres son quienes realizan la mayoría de las actividades pastorales; su presencia es muy significativa en los grupos pastorales y asambleas litúrgicas.

Para no pocos sectores, el pontificado actual y el Sínodo en curso son una señal de apertura a la realidad de las mujeres. Una Iglesia sinodal que busca caminar a través de la comunión, la participación y la misión, sin duda, no puede prescindir de la presencia y la voz de las mujeres. Si constituyen la mayoría de las iglesias, escuchar sus voces y contar con su apoyo parece no estar en duda, al contrario.

En este sentido, se podría decir que el Papa Francisco, con algunos nombramientos en algunos cargos y servicios vaticanos, y con el llamamiento para que un buen número de mujeres estén presentes en este Sínodo, puedan tener no solo derecho a hablar, sino también votar (54 mujeres), sería el signo más evidente de una Iglesia que amplía su mesa, sus estructuras y sus horizontes hacia una mejor realización según el proyecto de una Iglesia en salida, según el proyecto de Jesús.

Sin embargo, también es cierto que hay que tener en cuenta las resistencias, desde las más normales ante los procesos de cambio, hasta las más patológicas que tienden a reducir a la Iglesia a una pirámide rígida y patriarcal. Por eso, debemos seguir abriendo posibilidades y espacios de participación y compromiso, siguiendo la dinámica y la inspiración del Espíritu, que es el que genera cambios, transformaciones e inspira los ministerios. La esperanza es que este proceso sinodal, contra toda resistencia y vientos contrarios, pueda ser un verdadero espacio y una profunda experiencia de “escucha”, donde sigamos dando cada vez más espacio a nuevos modos de realizar la dignidad de los/as bautizados/as. Una “escucha” abierta a los diferentes clamores del mundo y de las mismas Iglesias. Se trata de suscitar la fidelidad creativa de una Iglesia que escucha, discierne y avanza en la historia sin miedos, cobardías ni reservas temerosas que tiendan a inmovilizar y descartar la dinámica misma del Espíritu[1].

Una Iglesia en misión permanente que se atreve a preguntarse: ¿Qué funciones, tareas y cargos asumirán las mujeres en la Iglesia? ¿Qué límites estructurales y bloqueos de pensamiento deben superarse para que la Iglesia sea más comunional, fraternal/sororal y solidaria? ¿Qué procesos debemos seguir abriendo para que nuestra Iglesia no sea solo un museo, como suele decir el Papa Francisco, una Iglesia hermosa pero silenciosa, con un gran pasado, ciertamente rico, pero con poco presente y futuro? ¿Cómo podemos seguir abandonando todo tipo de clericalismo, patriarcado y machismo en las actitudes, estructuras y sistemas eclesiales? ¿Cómo no dejarnos abrumar por ciertos desencantos, para no diluir la profecía, para no seguir arrastrando actitudes y estructuras que no solo ya no transmiten auténticamente la fe, sino que continúan oprimiendo y marginando a las mujeres?

Se esperaría que todo esto sea una verdadera escucha, comprensión y diálogo, para poner en práctica la voluntad de Dios, como dijo Francisco[2]. Aunque no se espera de este Sínodo, ni de esta parte del camino sinodal, un documento final ni decisiones sobre cuestiones específicas, en principio se podría esperar que la experiencia sinodal y la modalidad procesal abran nuevos caminos en relación con la cuestión de las mujeres. Despertar la conciencia en toda la Iglesia, en todos sus niveles y estructuras. Sus variadas presencias y voces circulan desde hace tiempo, solo queda escucharlas, integrarlas y generar nuevos estilos de comunión eclesial.

Además de las presencias y voces dentro del Sínodo, hay muchas otras esparcidas por la gran Iglesia, que desde sus localidades traen tonalidades, luces y propuestas serias, para no dejarse intimidar por las diversas resistencias al cambio. Sería bueno y oportuno “escucharlas”, darles un espacio real en el proceso de discernimiento[3]. Escuchar e integrar a las mujeres para formar con ellas una variada y rica red de vida y ministerios. Para estar juntos/as Iglesia comunión, heterogénea y plural, polifónica, mediante estructuraciones fronterizas, dinámicas, peregrinas y cambiantes. Con ellas, tener el coraje de iniciar reconfiguraciones creativas, nuevas alianzas con la vida, nuevos estilos de vida ecológicos, plurales y sinfónicos, servicios sapienciales y proféticos que generen alternativas de vida, para un mundo más pacífico, digno y libre.

p. Antonio Gerardo Fidalgo C.Ss.R.


[1] Secondo la Lettera la Popolo di Dio inviata dal Sinodo (25.10.2023) la Chiesa ha bisogno di ascoltare tutti cf. https://www.vaticannews.va/it/vaticano/news/2023-10/lettera-popolo-di-dio-sinodo-sinodalita.html

[2] Anche se, come si può sapere e intuire, lo stesso papa Francesco, che ha aperto porte e finestre, è consapevole che lui stesso non farà, in questo senso almeno, passi “rivoluzionari”, per così dire. Vedere, ad esempio, le sue opinioni in: Francesca Ambrogetti – Sergio Rubin – Francesco (Jorge Mario Bergoglio), Jorge Mario Bergoglio. Papa Francesco. Il papa si racconta. Conversazione con Francesca Ambrogetti e Sergio Rubin, TEA, Milano 2018; Francesca Ambrogetti – Sergio Rubin – Francesco (Jorge Mario Bergoglio), Non sei solo. Sfide, risposte, speranze, Salani, Milano 2023.

[3] Ne segnaliamo alcuni. Il 18/19 settembre 2023 si è tenuta presso il Prepositurato cattolico St. Trinitatis a Lipsia la conferenza internazionale ibrida “Le forti figlie di Dio. Donne e ministero nel cattolicesimo”. L’evento è stato sviluppato in collaborazione con la Cattedra di Dogmatica dell’Università di Erfurt, l’Istituto Ecumenico dell’Università Wilhelms di Westfalia a Münster, la Cattedra di Dogmatica e Teologia Fondamentale dell’Università di Osnabrück, la Cattedra di Dogmatica, Storia del Dogma e teologia ecumenica presso l’Università Eberhards-Charles di Tubinga, la Comunità delle donne cattoliche tedesche (KFD), l’Associazione delle donne cattoliche tedesche (KDFB) e il Consiglio delle donne cattoliche (CWC), in https://www.katholische-akademie-dresden.de/ueberregionale-veranstaltungen/item/1677-gottes-starke-toechter; Johanna Rahner (1962) «Vino nuovo in bottiglie nuove», in https://www.herder.de/cig/cig-ausgaben/archiv/2023/40-2023/neuer-wein-in-neuen-schlaeuchen/; Doni della rivolta delle donne nella Chiesa-Alcem La Veu, in https://youtu.be/s2IOtyEAQhI?feature=shared; Catholic Women’s Council (CWC) Fondato nel 2019, è una rete globale che lavora per promuovere la dignità e l’uguaglianza delle donne nella Chiesa Cattolica Romana, in https://www.catholicwomenscouncil.net/; L’Unione Mondiale delle Organizzazioni Femminili Cattoliche (UMOFC) e l’Accademia Latinoamericana dei Leader Cattolicirealizzarono la conferenza internazionale Donne nella Chiesa: la sfida della sinodalità, alla quale hanno partecipato circa 2.000 persone collegate da più di 50 paesi dei 4 continenti: https://www.youtube.com/live/GjTp1eG-ZJI?feature=shared