Formación Permanente para Misioneros Laicos del Santísimo Redentor y Redentoristas

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La serie de sesiones de formación permanente 2023-2024 para los Misioneros Laicos del Santísimo Redentor y Redentoristas profesos de la Conferencia de América del Norte continuó el domingo 4 de febrero con la presentación del Superior General, el P. Rogério Gomes, CSsR. P. Rogério dirigió a los participantes en la reflexión y discusión sobre el tema: La Familia Redentorista: Esperanzas, Sueños, Desafíos y Caminos a Seguir.

P. Rogério comenzó con una invitación a ampliar nuestra comprensión de “familia”, diciendo que “hoy, el concepto de familia se ha expandido de ser simplemente un grupo de personas unidas por sangre (relaciones biológicas) o por lazos de parentesco independientes de las relaciones biológicas”. Más bien, nos pidió que consideráramos a la familia como “una microsociedad de personas que se reúnen con un propósito específico y brindan apoyo emocional, social y económico a sus miembros”, una realidad cuya expresión difiere de un continente a otro y de una sociedad a otra. Esto allanó el camino para una exploración de “La familia redentorista: esperanzas, sueños, desafíos y caminos a seguir”.

  1. Familia Redentorista

P. Rogério describió a la familia Redentorista en términos generales como “personas que beben directamente del carisma o que tienen una relación carismática muy fuerte con la fuente original, San Alfonso, o con un instituto fundado por un Redentorista en el que se conservan huellas del carisma y de la espiritualidad Redentorista, y donde el carisma está presente”. Es una Familia Carismática con vínculos espirituales y misioneros, que engloba a la Congregación del Santísimo Redentor, la Orden del Santísimo Redentor, las Congregaciones fundadas por Redentoristas, o que están vinculadas a nuestro carisma, y a todos los fieles laicos que beben de nuestra espiritualidad. P. Rogério luego planteó varias preguntas clave.

¿Qué apoyo nos damos unos a otros como familia Redentorista? ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre los profesos y los laicos que beben de nuestra espiritualidad? ¿Brindamos apoyo formativo, espiritual y emocional como cuerpo misionero? Desde su perspectiva, tenemos un largo camino por recorrer, no sólo como Congregación, sino como comunidad eclesial.

  1. Esperanzas

A continuación, el P. Rogério exploró la invitación del XXVI Capítulo General, llamándonos a ser misioneros de la esperanza tras las huellas del Redentor. Los participantes se sintieron conmovidos por este llamado: “Como Familia Redentorista, el horizonte de esperanza es para nosotros un desafío para abrir otras ventanas en la realidad en la que nos encontramos. Si no es posible abrir ventanas, al menos abrir un agujero por el que pueda entrar un soplo de esperanza a través de la fidelidad creativa”. Esto requiere que los Redentoristas y Socios en la Misión profesos trabajen juntos, dialogando y buscando nuevas formas de servir a la evangelización, teniendo en cuenta a todos y el principio de armonía, que describió como “…un don del Espíritu. No uniformiza a la gente, pero hace posible la sinfonía”.

  1. Sueños

Volviendo a los sueños, el P. Rogério nos recordó que el concepto “familia redentorista” es nuevo. El XXVI Capítulo General nos instó a “reimaginar” cómo podríamos continuar la misión del Redentor. Recordó el n. 78 del documento de trabajo para la primera fase del XXVI Capítulo General, que decía: “Somos “agentes” de la misión. Pero no somos los únicos agentes de la misión. Hemos escuchado muchos llamados a una mayor cooperación con los laicos, particularmente con nuestros Socios en Misión (PIM). También hemos escuchado un llamado a colaborar con otras congregaciones religiosas y grupos seculares que comparten nuestros objetivos”.

Luego, P. Rogério compartió brevemente sus pensamientos sobre los desafíos del clericalismo y el énfasis en el ministerio sacramental a expensas del ejercicio de nuestro papel profético. Nos instó, como Familia Redentorista, a trabajar juntos para desarrollar nuevas formas de formación para la misión, un liderazgo abierto y compartido, y expresiones creativas de la misión común. Por último, nos desafió conmovedoramente a alimentar nuestros sueños, en lugar de nuestras pesadillas, diciendo: “Los sueños nos permiten ver más allá de las montañas, ver horizontes. Las pesadillas nos asustan y paralizan”.

  1. Desafíos y caminos a seguir

En la opinión de p. Rogério, crear un nuevo lenguaje para comunicarnos con la sociedad actual es quizás el mayor desafío al que nos enfrentamos hoy.

Un segundo desafío es que, en la Iglesia y en nuestra Familia Redentorista, “todavía somos islas; Tenemos que admitir que nos resulta muy difícil trabajar juntos. No dialogamos con otros carismas. Todavía tenemos dificultades para involucrar a los laicos en nuestra misión”.

Un tercer desafío identificado por el P. Rogério radica en nuestra capacidad y compromiso de pensar juntos la misión. Recordó que esto “requiere un cambio de mentalidad, de métodos y de horizontes misioneros, y superar el complejo de omnipotencia que tenemos.

Entonces, ¿qué direcciones podemos tomar?

P. Rogério ofreció cinco direcciones:

– Profundizar en nuestro carisma, identidad y misión como Familia Redentorista y ver dónde podemos encontrarnos. En este encuentro reside una misión común.

– Identificar las Congregaciones e Institutos que beben de nuestro carisma y promover encuentros online a través de conferencias y, en algún momento, encuentros presenciales.

– Reflexionar sobre áreas de colaboración misionera entre la Familia Redentorista y los laicos.

– Mejorar la comunicación entre nosotros como Familia Redentorista.

– Invitar a miembros de otras Congregaciones e Institutos de la Familia Redentorista a participar en los Secretariados y Comisiones de nuestras (Vice)Provincias.

Al final P. Rogério dedicó un tiempo a responder preguntas y entablar conversación con los participantes. Fue un encuentro valioso y esclarecedor y agradecemos a nuestro Superior General su generosidad y apertura al ponerse a disposición para este momento de encuentro.

Anne M. Walsh