Mis queridos cohermanos, hermanas Redentoristas, hermanas que comparten nuestro carisma y misión redentorista, nuestros laicos misioneros redentoristas, asociados, colaboradores y benefactores, y ustedes, queridos amigos:
Les doy la bienvenida a nuestro triduo en preparación para la fiesta de San Alfonso María de Ligorio de este año.
San Alfonso María de Ligorio (27 de septiembre de 1696 – 1 de agosto de 1787) fue un obispo católico italiano, escritor espiritual, compositor, músico, artista, poeta, abogado, filósofo escolástico y teólogo. Fundó la Congregación del Santísimo Redentor, conocida como los Redentoristas, en noviembre de 1732.
En 1762 fue nombrado Obispo de Sant’Agata dei Goti. Escritor prolífico, publicó nueve ediciones de su Teología Moral durante su vida, además de otras obras devocionales y ascéticas y cartas. Entre sus obras más conocidas se encuentran “Las Glorias de María”, “El Camino de la Cruz” (utilizado aún en las parroquias durante las devociones cuaresmales) y “Las Visitas al Santísimo Sacramento y a la Virgen María”, altamente recomendadas por el Papa San Juan Pablo II para la adoración eucarística.
Fue canonizado en 1839 por el Papa Gregorio XVI y proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa Pío IX en 1871. Uno de los autores católicos más leídos, es el santo patrón de los confesores.
Durante estos tres días, reflexionaremos cada día sobre un aspecto de su vida:
- San Alfonso, testimonio de genialidad y santidad
- San Alfonso, Misionero de la Oración
- San Alfonso, maestro de la moral de la misericordia.
Y en su día de fiesta, reflexionaremos sobre la esencia misma de la Espiritualidad de San Alfonso.
Introducción
Les invito a todos a realizar este Triduo conmigo mientras reflexiono desde nuestra casa Casa San Alfonso en Roma, nombrada en honor a nuestro Fundador, sobre este ser humano increíble que dio todo por la Misión del Redentor, siendo él mismo un Misionero de la Esperanza siguiendo los pasos de Jesús, el Redentor.
Día Uno: San Alfonso, testimonio de genialidad y santidad
Si bien San Alfonso María de Ligorio es conocido como el fundador de la Congregación del Santísimo Redentor o los Redentoristas y como escritor espiritual y teólogo, lo que llama la atención es que este hombre era un genio. Fue un niño prodigio.
Como primogénito, Alfonso recibió una formación cultural equivalente a su rango noble. Fue educado en casa por insistencia de su padre, Don Guiseppe, quien se aseguró de que Alfonso tuviera los mejores maestros del Reino de Nápoles enseñándole en casa. Aprendió los clásicos griegos y latinos, así como francés, español e italiano, y dominó el arte de la retórica a una edad muy temprana. Lo que Alfonso estudiaba y las oportunidades que se le proporcionaban en la educación académica y cultural, las aprovechaba al máximo, pronto evidenciando que era un niño prodigio, ya fuera en la academia, el arte o la música.
Alfonso era un amante de la belleza: músico, pintor, poeta y autor. Puso toda su creatividad artística y literaria al servicio de la misión y pidió lo mismo a aquellos que se unieron a su Congregación. Escribió 111 obras sobre espiritualidad y teología. Las 21,500 ediciones y las traducciones a 72 idiomas que sus obras han experimentado atestiguan el hecho de que es uno de los autores más leídos.
El amor de Alfonso por la música y su talento nunca lo abandonaron. Su arte, como su música, fue una manera de llevar a los hombres y mujeres de su tiempo, ricos y pobres, a conocer las riquezas sobreabundantes del conocimiento y amor de Jesucristo y su madre María. En San Alfonso encontramos verdaderamente a un genio con un talento prodigioso, pero uno que utilizó todo su talento, ya fuera en el arte, la música, el aprendizaje, la retórica, la escritura, todo con el único propósito de proclamar las Buenas Nuevas de la Redención del Amor de Jesús a todos, especialmente a los pobres y abandonados de su tiempo.
Dios nos ha bendecido a cada uno de nosotros con talentos, puede que no con el mismo nivel de talento prodigioso que él dio a San Alfonso, pero tomando una lección de su vida, estamos invitados a usar todos nuestros talentos y bendiciones, nuestro genio y trabajos, para el mismo objetivo de difundir las Buenas Nuevas del amor de Dios a todos, especialmente a aquellos que necesitan estas Buenas Nuevas en Jesús.
Día Dos: San Alfonso, Misionero de la Oración
Las enseñanzas de San Alfonso sobre la oración son extremadamente valiosas y están llenas de inspiración espiritual. Consideró su tratado “Oración: El Gran Medio de Salvación y de Perfección”, que data de 1759, como el más útil de todos sus escritos. De hecho, describe la oración como “el medio necesario y seguro para obtener la salvación y todas las gracias que necesitamos para alcanzarla”.
Esta frase resume la comprensión alfonsiana de la oración. Primero, al decir que es un medio, nos recuerda el fin que se debe alcanzar: Dios creó por amor para poder darnos la plenitud de la vida; pero debido al pecado, este objetivo, que Dios y la humanidad tenían en común, se había vuelto difícil de alcanzar, y mucho más por nuestras propias fuerzas. Pero el Redentor nos hizo ver la posibilidad de alcanzar la plenitud de la vida con la gracia de Dios, y la oración es el canal a través del cual esta gracia llega a nosotros. Segundo, dice que la oración es el medio necesario. Esto se debe a que Dios le da su gracia a aquellos que rezan. También se basa en una doctrina patrística: “Nadie se salva sin la gracia de Dios, pero nadie obtiene esta gracia sin rezar”. San Alfonso se unió a esto, como lo hacen los Padres de la Iglesia, y encontró la base bíblica en las palabras del propio Jesús: “Pidan y recibirán”. Finalmente, la oración es el medio más seguro para alcanzar la gracia. A menudo tendemos a poner nuestra confianza en nuestras capacidades y talentos, y de hecho, Dios cuenta con nuestras capacidades y talentos, pero, dice San Alfonso, él es fiel a su palabra, “Pidan y recibirán”. Esta es una base segura, firme e inquebrantable. La vida de San Alfonso estuvo llena de experiencias concretas que confirman que esta enseñanza no solo es una teoría, sino algo que funciona en la vida de aquellos que la aceptan y la ponen en práctica.
La enseñanza de San Alfonso sobre la oración es fundamental para la espiritualidad de su Congregación y se encuentra en el corazón mismo de su misión. Según Alfonso, la oración es “la primera y más necesaria herramienta en nuestro trabajo”. También insistió en el mismo principio cuando, al final de su vida, escribió su testamento espiritual, en el que pedía que esta enseñanza se conservara para siempre: “Debemos rezar sin cesar y nunca dejar de rezar, al menos con una oración mental. Incluso cuando estamos comprometidos en otras tareas, siempre debemos levantar nuestras mentes a Dios y rezar. Esta es la razón por la que la oración debe ser nuestra primera preocupación”. En consecuencia, la vida de oración de los misioneros redentoristas se encuentra en el corazón mismo de su misión, siendo esta “la más necesaria y útil de todas las cosas”.
Día Tres: San Alfonso, maestro de la moral de la misericordia.
San Alfonso es llamado el “Patrón de los Confesores y Teólogos Morales”. Este título tiene su origen en su vida y en su servicio a la Iglesia como confesor y teólogo moral. A través de su extensa experiencia pastoral y su profunda comprensión de la teología moral, San Alfonso desarrolló un enfoque único que combina la verdad doctrinal con la misericordia pastoral, lo que ha sido de gran influencia en la Iglesia.
San Alfonso se dio cuenta de que la gente a menudo necesitaba orientación y apoyo en sus vidas espirituales, especialmente en el confesionario. Como confesor, él se dedicó a escuchar a las personas con paciencia, comprensión y compasión, ayudándoles a encontrar el camino de regreso a Dios. Su enfoque pastoral se basaba en el amor y la misericordia de Dios, y siempre buscaba animar a las personas a confiar en la gracia de Dios para superar sus debilidades y pecados.
Como teólogo moral, San Alfonso escribió numerosas obras que han tenido un impacto duradero en la teología moral católica. Su obra más famosa, “Teología Moral”, se convirtió en un referente para los confesores y teólogos de su tiempo y sigue siendo una fuente valiosa de enseñanza moral. En esta obra, San Alfonso aborda una amplia gama de cuestiones morales y éticas, proporcionando una guía clara y práctica basada en la enseñanza de la Iglesia y en la experiencia pastoral.
Uno de los principios clave de la teología moral de San Alfonso es el equilibrio entre la verdad y la misericordia. En reconocimiento a su contribución a la teología moral y su servicio pastoral como confesor, el Papa Pío XII lo proclamó “Patrón de los Confesores y Teólogos Morales” en 1950. Este título es un testimonio de la importancia de su obra y de su legado en la Iglesia. San Alfonso sigue siendo un modelo para los confesores y teólogos, y su enseñanza continúa inspirando a aquellos que buscan guiar a las personas en su camino espiritual y moral.
La vida y la obra de San Alfonso nos recuerdan la importancia de la verdad y la misericordia en nuestra vida cristiana. Nos desafía a ser confesores comprensivos y teólogos morales que buscan siempre el bien de las almas, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor.
Fiesta de San Alfonso: La Esencia de la Espiritualidad Alfonsiana
En la celebración de la fiesta de San Alfonso, reflexionamos sobre la esencia de su espiritualidad, una espiritualidad que sigue siendo relevante y significativa en nuestro tiempo. La espiritualidad de San Alfonso se centra en el amor redentor de Dios y en la misión de proclamar este amor a todos, especialmente a los más pobres y abandonados.
Uno de los aspectos fundamentales de la espiritualidad alfonsiana es la confianza en la gracia de Dios. Otro aspecto clave de la espiritualidad alfonsiana es el amor a Jesucristo, el Redentor. La espiritualidad alfonsiana también se caracteriza por un fuerte compromiso con la misión evangelizadora. Finalmente, la espiritualidad alfonsiana es una espiritualidad de oración. San Alfonso enseñó que la oración es el medio necesario y seguro para obtener la salvación y todas las gracias que necesitamos para alcanzarla. La oración nos pone en contacto con el amor de Dios y nos da la fuerza para vivir nuestra vida cristiana con fidelidad y alegría.
En esta fiesta de San Alfonso, damos gracias a Dios por el don de su vida y su ejemplo. Nos comprometemos a seguir su ejemplo de amor, confianza en la gracia de Dios, devoción a Jesucristo y compromiso con la misión evangelizadora. Que San Alfonso nos inspire y nos guíe en nuestro camino espiritual, y que su intercesión nos ayude a vivir nuestra vida cristiana con fidelidad y alegría.
P. Edward Julián CHACÓN DÍAZ, CSsR.
Secretario general
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