Roma, 25 de diciembre de 2024
Solemnidad de la Natividad del Señor
Misioneros de la Esperanza tras las huellas del Redentor
AÑO DEDICADO A LA FORMACIÓN PARA LA MISIÓNEl
Señor que nos instruye para reavivar el don de Dios que habita en nosotros
Const. 77-90, Est. 050-085; Mt 10,5-15, Lc 9,1-6; 2 Tm 1,6
Queridos Cohermanos,
Formandos,
Obispos Redentoristas,
Juventud Misionera Redentorista (JUMIRE – PJVR),
Ex Seminaristas Redentoristas,
Toda la Familia Redentorista:
- La Navidad nos invita a profundizar en nuestra espiritualidad. Los escritos de san Alfonso, junto con sus cantos y los de otros misioneros redentoristas, nos ayudan a meditar sobre el significado de este acontecimiento que transformó la historia de la humanidad: Dios se hace carne y habita entre nosotros. “Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria…” (Jn 1,14). Este acto sublime de encarnarse en el seno de una humilde mujer de Nazaret, María, la sierva del Señor, revela la cercanía de Dios con la humanidad. Al romper barreras, inaugura un tiempo nuevo, lleno de esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), dando inicio al gran Jubileo de la historia.
- Si reflexionamos sobre el acontecimiento de la Encarnación (cf. Mt 1,18-25; Lc 1,26-38; 2,1-20; Jn 1,1-14) en la tradición teológica redentorista como el gran Jubileo de la historia, y consideramos la fundación de la Congregación como la inauguración del “Año de gracia del Señor” (cf. Lc 4,18), podemos afirmar que el Año del Jubileo decretado por el Papa Francisco está profundamente vinculado con la copiosa redención. Por tanto, como Misioneros de la Esperanza, que seguimos las huellas del Redentor, estamos llamados a vivir y anunciar esta redención inagotable, llevando un mensaje de liberación y renovación a todas las personas que encontremos. Esta es nuestra contribución al Año Jubilar de la Iglesia.
- La esperanza está llena de luz y nos libera de las tinieblas. Con razón, el profeta Isaías proclama: “El pueblo que caminaba en la oscuridad vio una luz intensa. Los que vivían en tierra de sombras, se inundaron de luz” (Is 9,1). El pesimismo, por el contrario, se caracteriza por la ausencia de luz y de horizonte. Es narcisista, se encierra en sí mismo, se detiene en recuerdos patológicos y fomenta una subcultura donde “cuanto peor, mejor.” En cambio, la mirada esperanzada de la autocrítica no evade las situaciones oscuras ni se rinde ante ellas. Por el contrario, las convierte en oportunidades para crecer y mejorar la vida a su alrededor. La autocrítica está ligada a la conversión y a una fidelidad creativa. Desde esta perspectiva, el mundo se contempla como un don de Dios. Ante este panorama, cabe preguntarse: ¿Qué mirada queremos para nuestra Congregación, nuestras Conferencias, (Vice)Provincias, Regiones, comunidades y la vida consagrada redentorista en su totalidad? ¿La mirada del pesimismo que nos deja a oscuras, o la de la autocrítica, que transforma, construye y se llena de esperanza? Si el Niño de Belén es nuestra Esperanza y nuestra Luz, ¡no habrá lugar para la oscuridad en nuestros corazones!
- En este tiempo de Navidad, pido que recordemos en nuestras oraciones las situaciones de guerra, terrorismo, violencia y tantas otras realidades de muerte y sufrimiento que afectan al mundo, especialmente en los lugares donde la Congregación está presente. No es una tarea sencilla, pero como Misioneros de la Esperanza estamos llamados a ser medicina de Dios para quienes padecen estas heridas. Asimismo, no olvidemos a nuestros cohermanos que también atraviesan momentos de sufrimiento en sus vidas.
- El frágil Niño de Belén nos desafía a ser heraldos de la esperanza y la redención, y a continuar con valentía nuestra misión en este mundo. Que la luz de la Navidad encienda nuestros corazones e ilumine todo el año 2025, con sus alegrías y sus penas. En la esperanza hemos sido salvados (cf. Rm 8,24), y esa esperanza tiene un nombre: el Redentor. Por eso, somos Misioneros de la Esperanza, caminando tras las huellas del Redentor.
En nombre del Consejo General, los Coordinadores, los Oficiales de la Curia, los Secretariados y las Comisiones del Gobierno General, les deseamos una ¡FELIZ NAVIDAD Y UN EXCELENTE 2025!
Fraternalmente,
P. Rogério Gomes, C.Ss.R.
Superior General
Original: español