Segunda Asamblea en la Provincia de Bogotá, Colombia

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(Cundinamarca, Colombia) – Del 5 al 9 de marzo de 2018, cuatro días completos, en nuestra casa de Marianella (Chinauta, Cundinamarca, Colombia), se llevó a cabo la segunda asamblea en la Provincia de Bogotá,  convocada por el Gobierno General para socializar el tema de la reestructuración.

Nos reunimos en Asamblea, 69 redentoristas; el martes 8 juniores y el miércoles 9 ampliaron el número de participantes. Fuera de los miembros de la Provincia de Bogotá participaron algunos cohermanos de otras Unidades, así: Venezuela 4, Ecuador 5, San Juan 3. Una laica, perteneciente al Imsa (Instituto Misionero Seglar Alfonsiano) estuvo de tiempo completo en la Asamblea. Del Gobierno Provincial estuvieron: el Provincial, Jorge Gómez y los consultores: Álvaro Mon, Rosendo Afanador, Luis Carlos Jaime y Eleázar Pérez.

La temática, como en la primera asamblea fue la siguiente, lunes: el mensaje del Capítulo General y el plan de acción del Gobierno; martes: retiro sobre el lema del sexenio: “testigos del Redentor, solidarios para la misión en un mundo herido”; miércoles: decisiones del Capítulo General; jueves: construir el futuro, proyecto apostólico y plan de reestructuración; viernes: decisiones de la tercera fase del Capítulo General en la Conferencia de América Latina y el Caribe.

El ambiente fue muy bueno, distensionado, fraterno, así lo hicieron notar los participantes durante la asamblea y en la evaluación. Llamó poderosamente la atención la presencia del Consultor General Rogerio Gomes y del Coordinador de la Conferencia de América Latina y el Caribe Marcelo Conceiçao Araújo. Llamaron la atención por su sencillez y fraternidad redentorista.

Las conferencias fueron muy breves, no más de 40 minutos, luego hubo trabajo en grupos con preguntas muy bien formuladas, inmediatamente el plenario. El Consultor y Coordinador mostraron siempre interés por todo lo que se exponía, tomaron nota por escrito en actitud de apertura, conscientes de que la reestructuración de la Congregación no es una obra del Gobierno General sino de todos los que formamos parte de la Comunidad Redentorista.

Todos los días se celebró la Eucaristía y otros momentos de oración. Los grupos de liturgia trataron de integrar los cohermanos por unidades y casas. El jueves en la noche se celebró un Gaudeamus de excelente integración. No faltó la evaluación al final del encuentro.

Servicios prestados, notarios: Yorman Carrillo y Wilson Duarte; moderadores: Alirio Suárez y Luis Carlos Jaime; deporte: José del Carmen Villamizar.

La Casa de retiros y encuentros Villa Marianella acaba de cumplir el año pasado veinte años de servicio. El terreno fue adquirido en el año 1995, un año más tarde empieza la construcción y se inaugura en 1997.

A petición de Rogerio, transcribimos una intervención en la liturgia del día martes en el marco del retiro espiritual, de la autoría de nuestro cohermano venezolano: Yorman Carrillo.

Leiner de Jesús Castaño García CSsR

Cosecha del retiro espiritual, en el marco de la Asamblea Extraordinaria con el Gobierno General. Villa Marianella, Colombia, 6 de marzo de 2018.

La Reestructuración demanda valor para afrontar el dolor, perdonar el pasado y volver a intentarlo.

Escribió en una oportunidad el poeta Mario Benedetti: “para conocer  el amor es necesario que primero aprendamos a reír con todas nuestras risas, y a llorar con todas nuestras lágrimas”.

Yo creo que esto mismo es imprescindible para entender la vida y, dentro de ésta, la vocación. Pues nunca viviremos realmente hasta tanto no aprendamos a reír sin fingimiento, con todas nuestras risas; y a llorar sin temor ni escrúpulos, con todas nuestras lágrimas.

Para conseguirlo es necesario, antes que nada, vencer el miedo. Enfrentar y derrotar el miedo al dolor, muchas veces imprescindible para vivir realmente y ser feliz.  Porque hasta tanto una mujer no atraviesa el umbral del dolor en la dilatación de su pelvis durante la labor de parto, no podrá generar vivir y experimentar el maravilloso milagro de ser madre; hasta que una oruga no se atreve a morir a lo que es, para vivir la dolorosísima metamorfosis, con la respectiva dilatación de sus vasos sanguíneos, no experimenta la dicha de volar.

Es una constante antropológica que todos los seres humanos, a menos que una traba psíquica sugiera lo contrario, le tenemos miedo al dolor. Pero hasta que no aprendamos a llorar con todas nuestras lágrimas, no sabremos reír con todas nuestras risas. Si los redentoristas queremos hacerlo y no morir estériles en nuestros sepulcros inmutables (Mc 16), el perdón es una condición “sine qua non” para avanzar, aunque éste nos cueste todas nuestras lágrimas.

Porque, seamos honestos, perdonar duele, como duele el proceso de curación de una herida gangrenada y repito, todos tememos al dolor. Pero es necesario perdonar hasta “setenta veces siete” para sanar realmente y poder reír con todas nuestras risas, y vivir como redentoristas con todas nuestras esperanzas e ilusiones, como al principio.

San Ambrosio afirmó que “Dios creó al hombre para tener a alguien a quien perdonar y revelar así su rostro de amor desconcertante, que es disponibilidad ilimitada de perdón a cualquier precio, incluso el más elevado, como es la sangre de su Hijo. A esto lo llamamos nosotros Redención.

Yo creo que Dios me llamó a ser misionero redentorista para tener hermanos a quienes perdonar y procurar de ellos la dicha del perdón; para experimentar en carne propia la redención. Hoy le suplico nos conceda el valor suficiente para confrontar nuestros miedos, el temor a intentarlo de nuevo, a perdonar y al riesgo de volver a comenzar. Le ruego aleje de nosotros el miedo a llorar con todas nuestras lágrimas, para que podamos entonces reír con todas nuestras risas y contagiar con ellas a aquellos que de lágrimas ya saben suficiente, los heridos a la vera del camino en nuestro mundo, los más necesitados de la Abundante Redención.