Superior Generalis
Agosto 1, 2018
Solemnidad de San Alfonso María de Ligorio
Prot.0000 115/2018
TESTIGOS DEL REDENTOR
Solidarios para la Misión en un Mundo Herido
“Al contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y desanimados, como ovejas sin pastor”
(Mateo 9, 36)
Queridos cohermanos, hermanas, misioneros Laicos y asociados,
Una vez más celebramos la solemnidad de San Alfonso María de Ligorio, C.Ss.R., en un espíritu de alegría y gratitud por el gran don de nuestro Carisma Misionero recibido a través de su seguimiento fiel del Redentor.
Hace un año, en esta fiesta, les escribía para anunciar la Visita Extraordinaria del Gobierno General a toda la Congregación. En el espíritu del 25º Capítulo General (decisión 44), esta Visita Extraordinaria ha congregado cohermanos, religiosas y redentoristas laicos asociados de las diferentes (v) Provincias, regiones y misiones para las asambleas en cada una de las conferencias y en cada uno de los continentes. Y al celebrar este año la fiesta de San Alfonso, me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones sobre este evento extraordinario en la vida de nuestra Congregación.
En estos momentos, el Gobierno General con los coordinadores de las conferencias, ha llevado a cabo ya más del 80% de las asambleas de esta Visita Extraordinaria. Las asambleas de la Conferencia de América Latina y el Caribe, y la Conferencia de África y Madagascar han finalizado. Las asambleas restantes se completarán antes de noviembre de este año. Es evidente que la gran mayoría de los cohermanos, de todas las edades, ya han participado en estas asambleas, conjuntamente con religiosas de congregaciones afiliadas, misioneros laicos del Santísimo Redentor y asociados. Además de las asambleas, también nos hemos reunido con la mayoría de los superiores mayores y consejos de la Congregación. Asimismo, las comisiones para el Plan Apostólico y de Restructuración de las conferencias se han estado reuniendo regularmente, poniendo especial atención a las reflexiones, recomendaciones y sugerencias que ustedes han aportado en cada asamblea.
Una vez la visita extraordinaria se haya completado, el Gobierno General evaluará la experiencia, teniendo en cuenta las evaluaciones que hemos recibido de ustedes en cada asamblea. En este momento, mientras comenzamos las asambleas de las Conferencias, en las cuales se presentarán los primeros borradores del Plan Apostólico y de Restructuración de las respectivas Conferencias, me gustaría ofrecerles algunas reflexiones sobre la experiencia vivida hasta el momento.
En primer lugar, el Gobierno General quiere manifestar su gratitud a los congregados de todas las edades que han participado en esta visita, a todos los que se han involucrado plenamente en las asambleas, desde los novicios hasta los cohermanos mayores. Quienes no pudieron asistir a alguna de las asambleas hicieron llegar sus contribuciones durante la fase de preparación comunitaria. Muchos otros que no pudieron asistir apoyaron la visita con sus oraciones, especialmente los cohermanos enfermos, así como varias religiosas y laicos asociados. ¡Gracias por su respuesta generosa y entusiasta a la invitación que les hacía en mi carta del 1º de agosto de 2017!
Cada asamblea confirmó el valor y la importancia de esta visita. Muchos cohermanos y laicos asociados agradecieron a los consultores y coordinadores por su cercanía y disponibilidad, y expresaron también la convicción de que volvían de las asambleas a sus casas con una mejor comprensión del proceso de restructuración. Y más importante aún, la mayoría de los participantes hicieron compromisos personales concretos para continuar involucrándose plenamente en este proceso de renovación y revitalización de nuestra Congregación.
Las asambleas ratificaron fuertemente la importancia del día de retiro sobre el tema del sexenio. Los exhorto a continuar la reflexión sobre este tema, en cada comunidad local y en su oración personal. A medida que vamos avanzando en el trabajo de las comisiones y de las asambleas de las conferencias, reconocemos que estamos en un proceso de discernimiento, atentos a las mociones del Espíritu Santo y a los “signos de los tiempos”. ¡Que San Alfonso, quien fue experto en el discernimiento, nos continúe acompañando y guiando en este proceso!
Reconociendo la realidad de la Congregación en este tiempo, muchos cohermanos expresaron una mayor apertura a la reconfiguración de sus (v) provincias y regiones, para crear provincias más fuertes y más capaces de llevar a cabo la misión a la que hemos sido llamados. Al mismo tiempo, ustedes expresaron sus preocupaciones y temores, así como los criterios y propuestas concretas para esta reconfiguración. Esta ha resultado ser una información muy útil para las comisiones de cada conferencia, las cuales continuaran prestando especial atención a las reflexiones y contribuciones que ustedes hagan, después de que se les entregue el primer borrador del Plan de su conferencia. Este borrador se enviará a cada unidad una vez que haya sido aprobado como documento de trabajo por la asamblea de su conferencia. Este debería ser entregado con tiempo para que sea sometido a consideración en las comunidades locales, así como en las asambleas y capítulos mientras nos preparamos para el próximo cuatrienio.
A medida que continuamos con este proceso de preparación del Plan en cada conferencia, comenzamos también a discernir el tipo de liderazgo que necesitamos para el próximo cuatrienio. Como ustedes saben, este discernimiento tiene que ver no solo con la elección de los superiores, sino también de sus consejos. Este liderazgo va a ser muy importante mientras continuamos con el proceso de restructuración y renovación de la Congregación. Necesitamos líderes con la valentía para enfrentar los riesgos correspondientes y para animar las (v) provincias y regiones en pro de nuestra misión.
La participación asidua de cada congregado continuará moldeando este proceso. Al celebrar la fiesta anual de San Alfonso, nuestra esperanza y nuestra oración es permanecer fieles a su visión, y atentos a los ‘signos de los tiempos’ de hoy, de tal manera que podamos continuar nuestra misión de “seguir el ejemplo de Jesucristo Redentor en la predicación de la Palabra de Dios a los pobres…” (Const. 1).
Estamos viviendo en una era extraordinaria, en un tiempo de grandes desafíos y grandes oportunidades. En comunión con toda la Iglesia, guiados por el liderazgo del Papa Francisco, nos comprometemos una vez más con la invitación del tema del sexenio a ser TESTIGOS DEL REDENTOR: Solidarios para la misión en un mundo herido.
Como a genuinos discípulos de San Alfonso, quiera Dios bendecirnos con la gracia para seguir a Jesucristo Redentor con corazones llenos de gozo. Que al negarnos a nosotros mismos y estando siempre listos para emprender lo que es exigente, podamos participar plenamente del misterio de Cristo y podamos proclamarlo con la sencillez evangélica de la vida y de la palabra, y poder llevar así a todos el don de la abundante redención (cfr. Const. 20).
Que nuestra madre del Perpetuo Socorro nos acompañe siempre,
Su hermano en el Redentor,