Vocación Misionera Redentorista: Carta del Superior General

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CONGREGATIO SS. REDEMPTORIS

Superior Generalis

Roma, 21 de Octubre de 2018
Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND)
Prot. No. 0000 185/2018

TESTIGOS DEL REDENTOR:
Solidarios para la Misión en un Mundo Herido

Queridos congregados, hermanas, laicos asociados y jóvenes,

El domingo 11 de noviembre celebraremos la Jornada Mundial Anual de Oración por la Vocación Misionera Redentorista. En esta celebración recordaremos la fecha fundacional (9 de noviembre) y daremos gracias por el testimonio del Redentor dado por generaciones de misioneros redentoristas de todo el mundo a lo largo de estos 286 años.

Al escribir hoy desde el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes la fe y el discernimiento vocacional, me permito recordar que nuestra vocación misionera está en el corazón de la misión de la Iglesia. Y este Sínodo nos recuerda también que en el corazón de la misión de la Iglesia están los jóvenes, y especialmente los heridos o marginados, los emigrantes o los abandonados. Hoy, mientras acompañamos a tantas mujeres y hombres jóvenes en el discernimiento de su vocación como discípulos misioneros, estamos llamados de una manera muy especial a ser testigos proféticos y auténticos del Redentor.

El Sínodo nos ha permitido hacer memoria de las heridas sufridas por tantos jóvenes y familias en el mundo de hoy. En todo el mundo, la gran mayoría de los emigrantes son jóvenes. Muchos son expulsados de sus hogares por la guerra, por la pobreza, por la persecución religiosa… Otros se desplazan de las zonas rurales a los centros urbanos en busca de educación, empleo o una oportunidad para mejorar sus vidas. Otro gran número de mujeres jóvenes y niños caen víctimas del tráfico de personas. Y hay otros que están en la búsqueda de un significado, reconocimiento y propósito para su existencia.

Hablando recientemente de esta realidad, el Papa Francisco nos exhortaba a “no tener miedo de descender al infierno que pueden estar viviendo las personas …, al sufrimiento, ya sea humano, social, o al de la conciencia …, tenemos que estar allí, tocar las heridas. Y al tocar las heridas de la gente, tocamos las heridas de Cristo. Nunca debemos temerle a esto. Esa es una gracia que recibimos de la mano del Señor”.

Mientras nos acercamos a esta Jornada Mundial de Oración por la Vocación Misionera Redentorista, tenemos presente el proceso del Sínodo iniciado por el Santo Padre en el que muchos de nosotros hemos participado. La Asamblea del Sínodo que concluye el 28 de octubre no es el final del proceso. El Papa Francisco nos ha invitado a seguir caminando con los jóvenes en esta preparación para la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá y a continuar después con la fase de implementación post-sinodal en cada continente, país y diócesis. En este proceso de discernimiento y compromiso vamos caminando junto con nuestras hermanas y hermanos jóvenes.

Al mismo tiempo, apreciamos y celebramos el creciente número de hombres y mujeres laicos llamados por Dios a compartir nuestra vocación misionera, como laicos misioneros y asociados. Estamos igualmente agradecidos por la generosa respuesta que tantos candidatos y cohermanos más jóvenes siguen haciendo en el proceso de formación inicial.
Al recordar a la viuda del pasaje evangélico del domingo 11 de noviembre, celebramos con gratitud por aquellos quienes, desde su pobreza, “han dado todo lo que tenían para vivir.” Las vidas de nuestros cohermanos mayores que han perseverado con gozo y esperanza en su vocación, son un auténtico y profético testimonio del Redentor que nos llama, en solidaridad, a tocar sus heridas hoy.

En este Espíritu, pido a cada comunidad redentorista que celebre esta Jornada Mundial de Oración en cada una de nuestras iglesias. En los últimos años, algunos han dedicado una petición particular en la oración de los fieles, otros han programado una hora de adoración eucarística, otros han aprovechado la ocasión para promover nuestra vocación misionera con la exhibición de materiales sobre los Redentoristas. Y otros, por su parte, han recurrido a la colecta para el Fondo de Solidaridad Redentorista (Dec. 19), que se utiliza en la formación inicial de los misioneros redentoristas, especialmente en los países en desarrollo. Les insto a que sean creativos y reflexivos; quizá este año pueda ayudar el pedir ideas e involucrar a los grupos juveniles en la planificación.

Que podamos avanzar en el seguimiento de “Cristo Redentor con corazones llenos de gozo” (Const. 20), con la confianza de que somos enviados “como cooperadores, socios y servidores de Jesucristo en la gran obra de la Redención” (Const. 2). Que María, nuestra Madre del Perpetuo Socorro, nos acompañe siempre. Que san Alfonso, y todos nuestros santos, beatos y mártires nos inspiren y nos ayuden con su intercesión.

 

Su hermano en Cristo Redentor,

Michael Brehl, C.Ss.R.
Superior General