Mensaje para la fiesta de San Clemente Hofbauer, C.Ss.R.
“Predicar el Evangelio de una manera siempre nueva”
15 de marzo de 2019
Queridos hermanos, hermanas, asociados y amigos.
A medida que nos acercamos a las reuniones de mediados del sexenio y la aprobación de los planes apostólicos y de reestructuración para cada conferencia, la historia de San Clemente Hofbauer nos ofrece una gran esperanza y conocimientos extraordinarios sobre la forma en que Dios llama a las personas a compartir la vocación misionera de nuestra Congregación.
Clement Hofbauer tenía casi 33 años cuando fue aceptado en el noviciado redentorista, junto con su amigo Thaddeus Hübl. Aunque tenía un fuerte sentido de la vocación a la vida misionera y al sacerdocio, varios obstáculos continuaron decepcionando sus esperanzas de realizar este sueño. Sin embargo, Clemente no dejó de buscar una manera de responder a lo que experimentó como la llamada de Dios. Estudió teología en Viena, pasó un tiempo como ermitaño y catequista en Tivoli, leyó libros espirituales (incluidas algunas obras de Alfonso Liguori), desarrolló una profunda vida de oración y fue a peregrinar a Roma. En Roma, se reunió con los misioneros redentoristas que trabajan en la iglesia de San Giuliano y pidió ser admitido en la Congregación.
¡Su extraordinaria historia no termina aquí! En realidad, esto fue solo el comienzo. Menos de un año después de su profesión como Misioneros Redentoristas, Clemente y Taddeo cruzaron nuevamente los Alpes para llevar a la Congregación del Santísimo Redentor a nuevos países y responder a las nuevas necesidades misioneras. En menos de dos años después, establecieron la primera casa redentorista fuera de Italia en Varsovia. El dinamismo misionero de Clemente transformó a la pequeña iglesia de San Benno en un centro pastoral que atrajo a miles de personas. Los jóvenes se unieron a la Congregación, se crearon nuevas fundaciones, se desarrolló la pastoral social y se promovieron nuevas formas de evangelización. Siempre repitió: El evangelio siempre debe predicarse de una manera nueva, en cada era y generación, en un lenguaje que la gente común pueda entender. ¡Estas palabras continúan inspirándonos, le pedimos a Dios que revitalice nuestra vida apostólica y nuestro carisma misionero hoy!
En medio de este éxito, Clemente continuó encontrando serios obstáculos. Su amigo, hermano y compañero, Thaddeus Hübl, murió después de un ataque desagradable durante un período de persecución. Muchos proyectos pastorales redentoristas fueron cerrados por las autoridades civiles. Experimentó la falta de apoyo y los celos de otros sacerdotes y funcionarios de la iglesia. Al final, él y sus hermanos redentoristas fueron expulsados de Varsovia. Durante los siguientes doce años, Clemente intentó construir muchas otras fundaciones en toda Europa. Todas estas iniciativas fracasaron. Atrajo a muchos jóvenes que querían ingresar a la Congregación y dar su vida por la abundante redención en esta vocación misionera. Sin embargo, no pudo establecer un noviciado y no pudo vivir en comunidad. Cuando murió el 15 de marzo de 1820, a algunos les pareció que todos sus esfuerzos habían fracasado. Ninguna fundación había sobrevivido. Pero Dios tenía otros planes.
Un mes después de su muerte, el 19 de abril de 1820, el emperador otorgó permiso a la Congregación del Santísimo Redentor para establecer fundaciones en el territorio del Imperio austrohúngaro. Pronto, esos jóvenes que habían esperado tanto para abrazar su vocación misionera fueron admitidos al noviciado. En poco tiempo, la Congregación se extendió desde Viena hasta el norte de Europa, América del Norte y más allá. San Clemente Hofbauer fue canonizado en 1909 y fue declarado co-patrón de Viena hace más de 100 años en 1914.
La vida y la vocación de San Clemente Hofbauer es un testimonio importante del poder de Dios para transformar nuestros fracasos en oportunidades y para despertar vocaciones misioneras en los lugares más improbables. Al celebrar su fiesta, recordamos su perseverancia y lealtad únicas, junto con su gran visión y creatividad. El próximo año celebraremos el 200 aniversario de su muerte y la Congregación continuará construyendo sobre los fundamentos que Clemente y Alfonso transmitieron a esta generación.
Que Dios continúe revitalizando y renovando nuestra Congregación y nuestra vocación misionera en el espíritu de San Clemente. A través de la gracia y el poder del Espíritu Santo, que el Redentor continúe llamando a hombres y mujeres a compartir hoy esta vocación misionera. Que María, nuestro Perpetuo Socorro, nos acompañe siempre en la misión.
Les deseo una feliz y gozosa celebración de San Clemente.
Vuestro hermano en el Redentor